Heterogénesis
Revista de Artes Visuales - Tidskrift för visuell konst
Nr. 44 - Juli 2003
Arte con carne nr 2

Nr 44 - Juli 2003
Arte con carne nr 2

La autointerpretación del arte
y la mirada del espectador


Nathali Nilsson
Konstens självtolkning
och betraktarens blick


Nathali Nilsson


El calor era irresistible durante los días de conferencia de prensa de la bienal de Venecia, la 50:a desde 1895. Italia no ha tenido una ola de calor tan intensa desde hace un par de siglos. El calor influyó tanto en las energías de ver la obra de 500 artistas como en la misma vivencia artística. Obras hechas como “centro de sensaciones”, así como la instalación laberíntica del pabellón danés construida por Olafur Eliasson, llegan más fácilmente en el calor durante estos pocos e intensos días; muchas veces en forma demasiado más fácil que obras complejas de videoarte. Las obras de video son menos que en las bienales anteriores. Las razones son tanto económicas como prácticas, ya que en eventos de tal envergadura la muestra de muchas cintas de larga duración ha demostrado ser poco práctica. Tras la disminución de los recursos económicos surgió la necesidad de realizar exposiciones de atracción turística como la de la plaza San Marcos sobre la historia de la pintura como también la de disminuir las cosas “más difíciles”. Pero inclusive obras de videoarte menos pretenciosas logran alcanzar un público en la turbulencia, como el film silencioso y lento en blanco y negro del artista Jonas Dalhgren, que invita a la meditación en una sala oscura con la filmación de espacio por espacio en forma vertical de un edificio (maqueta) vacío de varios pisos.

El tema de la Bienal de Venecia de este año es Sueños y conflictos – La dictadura del observador con ocho subsecciones en Arsenale y una exposición temática en la zona Giardini donde también se encuentran los pabellones nacionales. El curador general de la bienal es el italoamericano Francesco Bonami quien tiene a su disposición once curadores para las subsecciones, entre los cuales se encuentra el sueco Daniel Birnbaum. Este sistema puede verse tanto como delegador de responsabilidades como de mayor autonomía para la elección de artistas por parte de los críticos. Bonami considera que los tiempos de curadoría unipersonal como en la época de Harald Szeemann se terminaron. Parece existir una gran libertad en lo referente a las intenciones y estrategias. Al tiempo de ser apreciable, esta libertad puede también resultar una dificultad a la hora de producir una ”conjunción artística” en esta bienal tan grande y a veces tan poco clara. Como indica Bonami en una entrevista para la revista La Nuova, el curador general no tiene posibilidades de decidir sobre las exposiciones individuales de cada país, en la elección de artistas o en lo acertado que tales exposiciones puedan estar con el tema principal de la bienal. Esto es válido para el resto de los curadores también. El problema se encuentra quizás en la misma idea básica y en el formato de la bienal, y en particular en las proporciones exposicionales de Arsenale. En honor al quinquenio, la bienal es la más grande de todos los tiempos. La idea con la bienal de este año es de ofrecer muchas perspectivas diferentes del mundo globalizado del arte. El arte debe ser como el espejo de Dionisio: al reflejarse se ve el mundo y sus diferentes expresiones. El subtítulo de la bienal, La dictadura del observador, apunta a que el observador pueda dirigir su propia experiencia. Pero en Arsenale, el visitante se ahoga en una nube de proyectos e información que se extiende sobre miles de metros cuadrados de exposición. La bienal recibió rápidamente críticas por su falta de pasión y de propuestas artísticas y uno se encuentra súbitamente con buenas intenciones en lugar de provocaciones artísticas. Lo que recibe a los visitantes a la entrada de Giardini habla la lengua de la 50:a bienal: siete “monjes” sentados sobre altos troncos de madera, como columnas santas, llaman a la comunicación.

Muchas veces ha habido polémicas en torno a la elección de los artistas italianos. En el gran pabellón italiano se resguarda la exposición internacional Delays and Revolutions. Bonami solucionó la participación italiana con The Zone, un nuevo pabellón de los arquitectos A12. Los artistas son jóvenes pero algunos más viejos y establecidos como Michelangelo Pistoletto y Mario Merz estaban representados en un film de Tacita Dean en otras direcciones de la bienal. The Zone puede ser visto como un desafío a los relegados pabellones nacionales. Mientras la UE, la guerra y la migración han trazado nuevas fronteras, la geografía de Giardini permanece impertérrita. Con su construcción abierta y temporal para instalaciones, The Zone muestra una nueva geografía que debería ser construida más que evocada.

Michal-Rovner

Cada año la bienal resulta más transversal en su elección de artistas, pero al mismo tiempo aumenta la cantidad de países que quieren ser representados con una exposición nacional propia – este año entre otros Kenya e Irán. Giardini abriga 29 pabellones pero este año la bienal presenta la totalidad de 63 naciones en el conjunto de los locales de exposición en el resto de la ciudad. Inclusive dentro de los muros de Giardini hay un intento de salirse de las paredes de los pabellones y de las limitantes nacionales. Santiago Serra cubrió el emblema nacional y cerró la entrada principal del pabellón español. En la parte trasera, solamente quienes presentan pasaporte español tienen acceso –vida cotidiana de muchos. Bonami quería inclusive tener un pabellón palestino, pero en su lugar hay un proyecto con el arquitecto palestino Sandi Hilal que toma forma de esculturas-pasaporte desparramadas por Giardini y que tratan el problema de identidad palestina e israelí. Los países bajos están representados por cinco artistas de diferentes etnias entre los cuales se encuentra Erik van Lieshout con su instalación de video Respect, un “video de música hiphop” poco glamoroso sobre una realidad multicultural absurda en las afueras de Rotterdam, mostrado en una versión-refugio de la Schröder House de Gerrit Rietvelds, lo cual puede ser visto como un comentario respecto al pabellón que fue creado por el mismo arquitecto. Estados Unidos presenta por primera vez un artista afroamericano, Fred Wilson, con obras que discuten cuestiones como raza, etnicidad y cultura, presentando figuras marginales, localizadas alrededor del muro de Venecia. A través de una serie de géneros y objetos como pinturas renacentistas venecianas auténticas, Wilson critica el papel de los museos en la creación del significado cultural y político. Gran Bretaña está representada por Chris Ofili quien en su obra hace referencia a sus raíces nigerianas con colores de la bandera afro. Lo interesante es que el pabellón “yugoeslavo“ tiene muestras de Serbia y Montenegro. Milica Tomic ilumina la historia moderna del país con la ayuda de lámparas incandescentes sobre el nombre de la nación, mientras la restante ex-yugoeslavia se encuentra diseminada por la ciudad. En las afueras de la zona de la bienal, Al Fadhil crea un pabellón móbil, vendiendo camisetas con el texto I’m the Iraq Pavilion at the 50th Venice Biennal.

Una salida al S:t. Stae donde se encuentra la mitad del pabellón suizo, nos muestra que vale la pena apartarse del centro de la bienal. Aquí se encuentran Gerda Steiner y Jörg Lenzlinger con su instalación Fallen Garden y posiblemente también el paraíso que uno creyó haber sido prometido en otras partes de la bienal. Todos los sentidos son utilizados cuando acostada sobre una cama de lavanda, observa una composición de flores y diversidades colgantes del techo con un golpeteo sordo de fondo. El León de Oro al mejor pabellón fue otorgado a Luxemburgo y Su-Me Tse por su “combinación poética de sonido, film y espacio”. Hasta el mismo comité de la bienal reconoce lo envejecido de la idea de una bienal sobre una base de desigualdad, cuando al redactar la motivación se cuestiona la “necesidad de pabellones nacionales en gran escala”.

Delays and Revolutions
La exposición oficial de la bienal Delays and Revolutions (Curadores Francesco Bonami y Daniel Birnbaum) está dedicada a un grupo de 47 artistas internacionales en una libre mezcla de obras. El título apuesta a que la temporalidad/tiempo del arte nunca es lineal y a que las verdaderas revoluciones permanecen invisibles hasta que no están consumadas. El arte se caracteriza muchas veces por repeticiones, atajos y retrasos. Aquí se celebran las repeticiones creativas como un comentario respecto a la exigencia de continuos cambios. El significado de una obra no es tampoco constante sino que por lo contrario depende siempre de una nueva lectura. Felix Gmelin, un artista alemán radicado en Suecia, presenta una obra interesante con dos proyecciones de video paralelas: la primera de Gerd Conradt de 1968 en Berlín, donde la gente hace posta para correr con una bandera roja hasta que la última entra a la casa de gobierno y cuelga la bandera en la ventana, el otro video paralelo fue escenificado por Gmelin en Estocolmo. La historia se repite pero sin la bandera. Uno se puede preguntar si la revolución está retrasada. La exposición muestra la ambigüedad de los diversos géneros y subraya de esa manera lo que tienen en común. La impresión general es muy pintoresca y expresiva a pesar de que la mayoría de las obras no son clasificadas como “pintura” tradicional. Una clara expresión de esto lo conforman tanto las pinturas al óleo de Robert Gober, la pintura mural de Shiranda Shabhbazis y los dibujos y acuarelas sutiles de Matthiew Barney (parte de una instalación) como las tiras impresas y entretejidas de Dinh Q. Lé y la instalación de esculturas de vidrio de Tobias Rehberger. Al lado de obras nuevas son expuestas viejas e interesantes obras clásicas como la proyección doble de Andy Warhol, la instalación espejo-video sobre la autoobservación, el conocimiento del cuerpo y el retraso de la percepción de Dan Graham y la instalación de 1800 flechas hechas a mano de Damien Hirst. Vemos también dibujos eróticos de la artista italiana Carol Rama que ha trabajado con la investigación corporal y la eroticidad femenina durante mucho tiempo. En conjunto con Michelangelo Pistoletto recibió el León de Oro por su carrera. El premio a la mejor obra lo recibieron Peter Fischl y David Weiss. La instalación existencial del dúo de artistas está basada en las preguntas de 300 personas, acumuladas entre 1981 y 2001 las cuales brillan como gusanos luminosos en un cuarto oscuro. Las preguntas se extienden desde los pequeños dilemas cotidianos hasta pensamientos sobre los misterios del universo. Mientras las preguntas se suceden la obra penetra, se va desde sonrisas hasta seriedad pasando por el asombro.


Patricia Piccinini: Love Me Love My Lump

Pabellones
Sobre las dos paredes del pabellón nórdico se expone la pintura figurativa y multivalente de la sueca Karin Mamma Andersson, que se refiere tanto al avant-garde histórico como a las imágenes de la cultura popular. La intervención espacial más discreta de la finlandesa Kristina Braein fue relegada a lugares más “invisibles” sobre las paredes de vidrio del pabellón. La instalación de video de la noruega Liisa Lounila es sugestiva. El efecto especial “time-slice” del film de acción y el video musical son imitados, pero en este caso sobre film de grano grueso y con imágenes poco glamorosas. El pabellón de Alemania nos ofrece una larga y bienvenida reja a lo largo del piso del salón de entrada, propuesta de Martin Kippenberger. Aire caliente sopla cuando un subterráneo imaginario pasa por debajo de los pies de los visitantes. Las paredes se llenan de enormes fotografías de Candida Höfer con motivos de interiores públicos en hermosas composiciones de forma; muy convincente pero poco sorpresiva como propuesta alemana. Mayormente cautivante es el pabellón israelí donde Michael Rovner investiga la relación entre el ser humano y la biotecnología, las armas biológicas, la clonación, el SARS, el nuevo orden mundial y las zonas de guerra locales. El pabellón oscuro es iluminado con proyecciones blanco y negro de pequeñas figuras humanas al igual que antiguos geroglíficos en movimiento. Como un empapelado en movimiento se proyectan y avanzan tomados de la mano en líneas interminables. En otra parte de la exposición, las figuras se mueven en diferentes formas orgánicas, por debajo de muestrarios redondos de vidrio como bacterias bajo la lupa en el laboratorio. En una de las proyecciones dejan siempre un círculo cerrado –una muestra como de bacterias en reproducción. Todo es fascinante, sugestivo y aterrorizante. Las colas de visitantes más largas estaban justamente en los pabellones de Israel, Estados Unidos y Australia. La australiana Patricia Puccini analiza cuestiones de manipulación genética, normalidad, quienes controlan la vida y nuestra relación con los animales. Ella presenta “niños viejos” hiperrealistas y pequeños “monstruos” sensibles que como E.T., al comienzo despiertan repulsión y para luego pasar a ser sentimientos atractivos. Es fascinante también el video de Jana Sterbak que corre por un paisaje de invierno en el pabellón canadiense y la instalación de cataratas de la islandesa Rúrí. Ésta es como un archivo científico con etiquetas detalladas y fotografías transparentes de cataratas islandesas colocadas entre vidrios que pueden ser sacados de su posición para escuchar el sonido de la catarata en cuestión. Todo se transforma en una sinfonía de cataratas compuesta por los mismos visitantes al azar.

Arsenale
Bonami es el curador de la primera sección temática de Arsenale, Clandestine, con artistas jóvenes que tienen en común el querer oponerse tanto a las limitaciones del mundo real como a las del discurso artístico. La ficción y la realidad, lo alto y lo bajo se mezclan muchas veces y ponen en tela de juicio las imágenes del poder. Una parte de los artistas analiza su sentido de la identidad como por ejemplo Ghazel que intenta controlar la dificultosa, aburrida y sola cotidianeidad en su instalación de video tragicómico a tres pantallas. Otros investigan la historia de la arquitectura y sus dilemas teóricos. Monica Sosnowska lo hace con humor y con un juego con la perspectiva; en un corredor aparentemente largo, la cabeza llega pronto al techo. El título de sección Fault Lines – Contemporary African Art and Shifting Landscapes (curador Gilane Tawadros) se refiere en términos geológicos a rupturas terrenales como signo de catástrofe pendiente o comienzo de nuevos paisajes. Artistas de la diáspora africana presentan obras que muestran las “rupturas” que la experiencia africana representa hoy pero que también se oponen a una vision de “autenticidad” o de unidimensionalidad de la misma. Llama la atención la falta de mujeres en City People, un intrigado colage de calles urbanas pobladas realizado por Sabah Naim. Las fotografías iluminadas por detrás de Zarina Bhimji con motivos interiores despoblados con huellas de muebles ya retirados y ventiladores desparramados y silenciosos por el suelo, son testigo de sucesos y cambios. En el trabajo del arquitecto egipcio Hassan Fathy se mazcla la tradición y la modernidad en su visión de una “arquitectura de los pobres”. La siguiente sección, Individual Systems (curador Igor Zabel) señala que las ideas sobre sistemas son una parte importante de la modernidad. Se pueden asociar con la utopía de una sociedad racional y armónica pero reflejan también las tensiones de la modernidad, expresadas en una serie de contradicciones; lo distinto de lo general, la libertad contra el orden institucional, etc. Uno de los sistemas acoplado es el arte aunque funcione como un mundo autónomo. Los artistas en la exposición crean sus propios sistemas, muchas veces estrictamente definidos pero muy personales, o utilizan sistemas existents en forma personal e individual. Entre las obras encontramos las instalaciones de Nahum Tevet, las fotografías de Luisa Lambri con sus persianas blancas y bajas detrás de las cuales se perciben siluetas débiles y las composiciones de Art & Languages.

El contraste es enorme cuando se pasa de lo ordenado y silencioso de Individual Systems a Z.O.U / Zone of Urgency (curador Hou Hanru). Por lo demás los cambios no son siempre tan notables. A la entrada uno se encuentra con una doble proyección de video de Yang Zhenzhong en la cual una mujer desde una pared sopla y derrumba personas en la otra pared (la cámara se mueve lentamente hacia atrás). Luego el visitante es empapado por sonidos ensordecedores, videos musicales, rampas, protecciones plásticas, instalaciones de computadoras. La exposición declara que nuestros ambientes de vivienda se han convertido en zonas de emergencia donde los tejidos sociales y urbanos se rompen para luego reconstruirse bajo una urbanización dinámica, especialmente claro en la region del Pacífico en Asia. Los artistas quieren invitar a una aventura artística y la exposición se convierte en un centro absurdo de experiencias. Entre las obras encontramos el video de Chen Shaoxiong que prevé rascacielos elásticos que se inclinan ante la amenaza de aviones para evitar nuevos 11 de septiembre. En The structure of survival (curador Carlos Basualdo) se investiga la relación entre el arte y las crisis políticas, sociales y económicas, y las formas en las que el arte se refleja durante relaciones de crisis. Más concretamente se trata de las estructuras que los seres humanos descubren para salir de las crisis y en particular cómo los artistas y los arquitectos reaccionan en las crisis. En la exposición hay entre otras cosas una revista de Paola di Bello y un video del sueco Mikael Levin. La sección Contemporary Arab representations (curador Catherine David) quiere presentar revelaciones más complejas como alternativa a las simplistas, sobre las zones árabes y los conflictos que los medios y un determinado orden neoliberal de las cosas presenta hoy. Contemporary Arab representations es más que una exposición, una plataforma informativa del trabajo y la investigación artística actual. Anteriores estadios del proyecto han sido presentados en Barcelona y Rotterdam y la finalidad es un amplio intercambio entre el mundo árabe y el resto del mundo.

Sólo el ser humano puede cambiar y comunicar su propia realidad con muy pocos medios. En la sección The everyday altered (curator Gabriel Orozco) los artistas Abraham Cruzvilegas, Jimmie Durham, Daniel Guzmán, Jean Luc Moulène, Damián Ortega y Fernando Ortega muestran sus objetos cotidianos transformados. A través de la transformación de esos objetos los artistas transforman igualmente el tiempo y analizan la economía y la política de tales objetos. Observando las obras, la ironía y el gesto inmediato golpean, pero también lo hermoso y frágil de lo cotidiano. La transformación de lo familiar, aquí tan sencilla y calladamente representada, se vive como en forma violenta. Un automóvil con espacio, como el de Damián Ortega, desguazado pero con sus partes colgadas en perfecta relación unas con otras… los dos palitos de madera pintados de dorado de Jimmie Durham; A piece of good sculptured by a machine painted by a human y A piece of wood sculptured by a dog panted by a human. Curadores de la última sección Utopia Station son Molly Nesbitt, Hans Ulrich Obrist y Rirkrit Tiravanija. La exposición reúne a muchos artistas y obras, desde pequeños dibujos hasta composiciones computarizadas que invitan a participar. Todo está presentado en una construcción libre de pequeñas estructuras, modelos, pantallas protectoras y en el jardín continúa el proyecto desplazándose caóticamente entre volantes y afiches. Cientos de artistas han creado además afiches desplazados por todo Venecia. Utopia es una idea con una larga historia detrás y muchas ideologías rígidas, pero más que nada, se trata de un no-lugar y de una esperanza de un futuro mejor. Aquí, la idea utópica ha obtenido un lugar, se ha relajado y se ha presentado con muchas perspectivas. Utopia Station es un lugar para quedarse e intercambiar ideas, pero como última y desordenada sección de una caminata larga y calurosa, no obtiene lo que exige.


Passkontroll vid den spanska paviljongen.

Arcagrup: Utopia Station

Links & Interludes
Además de Arsenale y Giardini hay otras exposiciones en la ciudad. El titulo Links junta varios proyectos como Recycling the future, una peatonal con performances diarias e instalaciones de estudiantes de escuelas de arte prestigiosas, entre las cuales podemos encontrar los alumnos de Mariana Abramovic. Interludes es el nombre conjunto de una serie de proyectos individuales en la ciudad como el del danés Jeppe Heins con su fuente frente a la estación de trenes y varias imágenes fotográficas de artistas colgadas en las paredes de la ciudad. Para festejar los 50 años hay también unas exposiciones como Absolut generations con “obras absolut vodka” de artistas conocidos como el sueco Dan Wolgers, la exposición Ilya/Emilia Kabakov, la exposición arquitectónica The Snow Show: Venice y Reshape! – la exposición de IASPIS sueca sobre reciclaje, trabajo conjunto y la sociedad de la marca registrada con Ann-Sofie Back, Magnus Bärtås, el grupo SERVO, Peter Geschwind y Gunilla Klingberg, inaugurada por el ministro de cultura.

El tema del reciclaje se extiende en la bienal de Venecia. Una parte de los artistas son retomados aunque este año hay muchos nuevos representados. Un cierto reciclaje hay también por parte de los curadores. La idea de la bienal de este año es lo multifacético y polifónico pero aunque los curadores sean muchos y la libertad mucha, son casi todos hombres dentro de la misma esfera artística. Para lo plural y la individualidad, que en sí son correctos, se exige un buen encuadre que posiblemente falte en Arsenale. Por el contrario, Delays and Revolutions funciona excelentemente con un concepto sencillo y aireado. Esta es la bienal mayormente antiautoritaria de los últimos años, donde las categorías y el título principal no siempre orientan al visitante. La única posición correcta en esta olimpíada artística sería ir a su propio ritmo, dejar que las obras pasen y no hacerse problema si se pierde algo.