Soraya Nakasuwan |
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¿Qué es un recibo para tí? ¿Es basura? Para mí es significativo e importante Esta simple afirmación acerca de su obra de recibos es paradigmática de la práctica artística de Kentaro Hiroki (AÑO) nacido en Osaka, Japón. Kentaro retrata su viaje e intercambios culturales mediante una serie de dibujos de recibos. Desde 1997 ha estado coleccionando recibos de los lugares que ha visitado y los ha usado en su trabajo. Los recibos provienen de varios espacios contemporáneos: buses, supermercados, museos, tiendas de discos, etc. Los servicios y mercancías colectivas con lugar y hora impreso en cada recibo deja una huella de nuestras necesidades de consumición: una muestra de subjetividad en relación a los valores sociales, culturales y económicos de la sociedad actual. Lo esencial, que sirve de base a este trabajo proviene de las condiciones de la vida cotidiana. El recibo es un símbolo de un consumidor y puede ser usado para ver cómo nuestra identidad es contínuamente construida y reconstruida en el mercado de circulación masiva. Por eso, copiar recibos para Kentaro no sólo retrata la reflexión crítica entre la identidad individual y la acumulación de nuestros días basados en la sociedad de consumo sino también representa una cierta ironía hacia la vida acomodada y el arte acomodado. Este acto de copiar los recibos es experimentado en distintas aproximaciones, desde dibujos, esculturas, hasta instalaciones. Pero para la mayoría de los dibujos de tamaño igual al original, Kentaro pasa el intricado y frágil proceso de copiarlos a mano con absoluta precisión. Los recibos vuelven a su fuente en el proceso de la copia. Pero no sólo vemos la memoria del original sino el mecanismo mediante el cual son producidos. Por medio del uso del lento proceso artesanal podemos ver que el artista realiza un acto de recolección. En este sentido es la memoria colectiva, que no es una separación de un objeto ready-made vivido en el pasado sino un proceso de re-personalización de la manualidad recreando recibos en el presente. Esta es una idea profundamente delicada en su trabajo artístico, que trata de combinar un elemento de la artes aplicadas para cuestionar un fenómeno abrumador de rápida industrialización en el mundo actual. La broma artística es que cuando Kentaro muestra la pieza por primera vez, sin dar explicaciones sobre su trabajo, ¡nadie se da cuenta de que el recibo es una copia hecha a mano! Además de los trabajos de recibos, Kentaro explora la proyección de sombras de esculturas, fotografías y video. Las sombras también constituyen el presente del espectador en el espacio de la exposición. Inicialmente su juego con sombras fabricadas con objetos encontrados, viejas fotografías, y otros desechos. Para esta exposición, usa viejas fotografías de un jóven marinero y un taxi. Luego trabaja una pieza de video de un solo canal y una figura pequeña que enlaza los codificados elementos narrativos con los materiales haciendo del espectador un detective que investiga las historias del joven marinero. Al mismo tiempo que en la proyección de video, el artista actúa como una sombra del joven marinero caminando delante y fuera de la proyección de la fotografía subrayando la importancia de la construcción y (re)construcción de la subjetividad, ya que la sombra está viva y se rehusa a pertenecer al cuerpo original. Por una parte, se puede decir que el artista se disuelve en la fotografía pareciendo ser la sombra para ponerse como un espejo presentando la memoria del joven marinero, teatralizado, y le huella de lo que aun está ausente en la imagen. Kentaro usa la sombra para agregar más elementos, es decir, la sombra es la prueba de la coexistencia entre subjetividades y memorias que le pertenecen a él, al espectador y a la misma imagen. Por otra parte la separación de las sombras estimula al espectador a formar una especie de nueva narrativa como auto-lenguaje construyendo historias colectivas de los objetos que desarrollan un sistema de referencias. Christian Boltanski escribió acerca del juego de sombras que funcionan como espejos, que no son usados como reflejos del mundo. De hecho rehusa crear arquetipos en los que cada uno pueda reconocer sus propios recuerdos. Igual que Boltanki, Kentaro propone sus trabajos de sombras para observar la noción de subjetividad que no opera como un ready-made existente dirigido por el munto exterior sino debe ser puesto en proceso constante de construcción y (re)construcción. Las sombras, de esta manera no sólo se proyectan como indicios de ausencia, como la muerte, sino como instrumento de prueba de una interacción entre el uno mismo y los otros (mismos). (Traducción: Ximena Narea) Esta exposición es una muestra de graduación de la Academia Superior de Arte de Malmoe. Algunos trabajos fueron mostrados en Rooseum, Centro de Arte Contemporáneo en 2002 y en Panora en 2003. Los títulos de las exposiciones fueron No es mi culpa y Yo no respectivamente. |