Maximiliano Kosketi

El artista que no dejaron se
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*Enrique Carpintero

Con este significativo título se inauguró durante el mes de junio la muestra de pinturas y dibujos de Maximiliano Kosteki en la fábrica Grissinópoli recuperada bajo gestión obrera. La misma fue organizada por LuchaArte (grupo de artistas y trabajadores de la cultura en el Polo Obrero) y destacados artistas plásticos como León Ferrari, Gabriela Bocchi, Magdalena Jitrik, Alejandro Michel y Luciana Morcillo. Además colaboraron en esta actividad la revista Topía, el centro cultural Grissicultura y el Taller Popular de Serigrafía.

Para saber quién era Kosteki antes debemos recorrer brevemente la historia de los últimos años en la Argentina. El proceso de mundialización capitalista, con la aplicación de políticas neoliberales, condujo a nuestro país a la mayor crisis económica, política y social de su historia. En la actualidad más de la mitad de la población vive en condiciones de pobreza, el 30% es indigente y el 30% no puede conseguir trabajo. De esta manera el trabajo y el estudio no aportan muchas posibilidades de ascenso social: para la mayoría se trata apenas de subsistir en medio de una importante población de desocupados. La dictadura del capital financiero sobre la sociedad se ha extendido desde la década del ‘90 al conjunto del Estado. Por ello, los políticos no representan a quienes los eligieron sino a quienes les pagan para representar sus intereses. En este sentido, los dogmas de la democracia liberal no son más que medios autoritarios para reemplazar el poder del colectivo social para aplastar la igualdad de derechos de los ciudadanos y establecer el monopolio de las grandes empresas mundializadas. Este proceso, que abarca con diferentes características al conjunto del planeta, encuentra uno de sus eslabones más débiles en Latinoamérica y, en especial en la Argentina. La respuesta del colectivo social al fracaso de esta política comenzó en 1994 con la lucha de los obreros desocupados que organizados en “piquetes” comenzaron a cortar rutas y puentes para reclamar trabajo. Estas organizaciones “piqueteras” se encontraron el 19/20 de diciembre de 2001 con los sectores de la clase media y produjeron una rebelión popular que derrocó a cinco presidentes. En las grandes ciudades se organizaron asambleas vecinales y muchas fábricas abandonadas por sus dueños fueron ocupadas y administradas por sus obreros. Es en medio de esta movilización social que se produce el 26 de junio de 2002 un corte de ruta en el Puente Pueyrredón. Allí las fuerzas policiales realizaron una gran represión ordenada por las autoridades con el fin de intimidar a la población y jugar una interna política de poder. Como luego se comprueba por testigos, varios policías persiguen a dos jóvenes desarmados en la estación de tren de Avellaneda y los asesinan a sangre fría. Ellos son Maximiliano Kosteki y Diego Santillán.

Maximiliano Kosteki era un joven de 22 años que estudiaba el secundario con orientación artística para ingresar a la Facultad de Bellas Artes. Había realizado un curso de escultura y estudiaba pintura, dibujo y piano. También participó de un taller literario en Lomas de Zamora que actualmente lleva su nombre. Vendía flores, cuidaba perros y trabajaba en lo que se presentaba, pero siempre dibujaba, pintaba y escribía. Además hacía malabares, capoeira (una danza brasilera), tocaba el bajo, la flauta dulce y la armónica. El 1° de mayo de 2002 participó de su primera manifestación en Plaza de Mayo donde se sentó y dibujó “El ángel”. Ese día conoció los proyectos del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Guernica, Provincia de Buenos Aires: mantener un comedor, cuidar una huerta, una biblioteca, una panadería, etc. Comenzó a ir a las reuniones y participar en las actividades hasta que llegó su primer y último corte de ruta. Dos semanas antes del 26 de junio había expuesto 20 de sus obras y la noche anterior escribió: “miro mucho más de lo visible”. Aunque hay pruebas de los asesinatos, más de un año después, este crimen sigue sin esclarecerse. Por ello esta muestra fue un homenaje y un pedido de esclarecimiento de los asesinatos. Sus pinturas, sus dibujos, sus breves textos están allí para intentar vencer a la muerte. Sabemos que no es posible. Sin embargo su obra nos seguirá hablando de las fantasías, los sueños y los ideales de un artista que la impunidad del poder no dejó ser. Poco tiempo antes de ser asesinado había escrito un texto cuyo título “Sufrir” hace alusión a los 30.000 desaparecidos. Transcribimos un fragmento, que también es una respuesta contra la injusticia que queremos hacer nuestra:
“Mis gritos son sordos y tan lejos de la realidad, un dolor me invade, recorre mi cuerpo desarmándome de a poco, llevándose mi mente; no quiero más destrucción, no necesito más muertes, no quiero ver sufrimiento, ¿Para qué sirven las guerras?; en un mundo tranquilo, ¿estallan las bombas?, en una comunidad, ¿existe la discrimincación? ¿Somos seres humanos? ¿somos detonadores? ¡Seremos destruidos por nuestra propia ignorancia!!! SUFRIR. Mucho tiempo ha pasado, los que tenemos memoria no hemos olvidado, mucha gente han matado, los más allegados hemos llorado; ni un paso atrás, nosotros vamos a hablar, ni un paso atrás, nosotros los vamos a recordar; luchamos por justicia, hablamos por los que fueron callados, no buscamos venganza, exigimos que se haga justicia...”

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* Enrique Carpintero es Psicoanalista. Egresado de la facultad de Psicología (UBA). Doctor en Psicología de la UNSL. Director de la revista Topía de psicoanálisis, sociedad y cultura. Entre otros libros es autor de Registros de lo Negativo. El cuerpo como lugar del inconsciente, el paciente límite y los nuevos dispositivos psicoanalíticos (1999) y La alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud (2003).


* Los datos sobre Maximiliano Kosteki fueron extraídos del excelente folleto realizado para la muestra por LuchaArte (Artistas y trabajadores de la cultura en el Polo Obrero) en el marco de la campaña por el esclarecimiento y castigo a los culpables de la masacre de Puente Pueyrredón.