La naturaliza y el código EAN:
La mirada de José Ferrero
Naturen och EAN koden:
José Ferreros blick
XIMENA NAREA


Desde hace algunos años hemos aprendido a familiarizarnos con la barra de líneas que trae la mayoría de los productos que compramos. Siendo uno de los códigos que ha invadido nuestra cotidianeidad creo que no todos saben de dónde proviene y qué significa; más bien nos hemos acostumbrado a su existencia y a que la cajera de la tienda o el supermercado “lea” ese código mediante un aparato que aparentemente lo transforma en un precio que registra la caja, y que milagrosamente coincide con el precio que el consumidor puede leer en cifras “comprensibles” en la etiqueta: 15,30 Kr.







José Ferrero: Bosque, Fotografía manipulada, 2003

El código EAN, un signo de la globalización

Este código tan peculiar ha sido llamado European Article Numbering y tiene su origen en la investigación de un personaje llamado John T Kermode quien, en su laboratorio de Cleveland Gas y Electric Company, en 1934 inventó un sistema para automatizar la clasificación de la emisión y recepción de facturas. Su invento estaba basado en que cada línea indicaba una cifra, una línea significaba la cifra 1, dos líneas la cifra dos, y así sucesivamente. Desde esa época hasta nuestros días, el sistema de codificación se ha desarrollado y ha variado notablemente. Actualmente prácticamente todas las áreas del quehacer humano usan este sistema de codificación. Su objetivo es “identificar automáticamente, recolectar información, aumentar la producción, mejorar la calidad, comunicar en forma más rápida y más correcta, disminuir los errores, reducir los costos, aumentar la ganancia y sobre todo simplificar nuestra vida”.1

El código que vemos con mayor frecuencia está compuesto por un signo material (las rayas) y una cifra numérica (a veces tienen letras). Lo curioso es que este código, que es un importante canal de información en el sistema de compra y venta de objetos, no nos dice nada a los consumidores, es sólo una imagen adherida que sacamos al momento de usar el producto.


Uso no “oficial” del código

El uso de la barra de líneas se ha extendido fuera del “mercado convencional” siendo una de las expresiones más curiosas la barra que se había tatuado un competidor de salto de trampolín que vi en alguna competencia hace un par de años. El joven, cuyo nombre desafortunadamente no recuerdo, combinaba ese signo con el actualizado uso del tatuaje, sería interesante saber en cuánto había avaluado su nadador trasero.
En el campo del arte, la artista Minerva Cuevas ha trabajado en un proyecto que pretende atacar el sistema comercial dando la oportunidad a los consumidores de comprar determinados productos a precios más bajos que los oficiales alterando el código de barras.2


Cultura vs naturaleza

La naturaleza, como concepto, también se ha convertido en un producto comercializable. Muchas organizaciones abogan por la protección y defensa del medio ambiente: cuidado y protección de los bosques, NO a la reproducción artificial de los animales para la comercialización de su piel o de su carne, NO al maltrato de los animales, NO a la contaminación de la atmósfera con distintos productos dañinos; en definitiva, NO a la culturización de la naturaleza, o a esta forma desenfrenada de explotación de los recursos naturales que vivimos en nuestros días. Sin embargo, la empresa, que es la institución que produce los objetos de distinto tipo que consumimos a diario, es justamente lo contrario a la naturaleza, es una de las expresiones más complejas de la cultura.3

La cultura es justamente la interpretación y manipulación de la naturaleza. La imagen de la naturaleza intocable es sueño de ingenuos, al menos mientras vivamos en el sistema capitalista de la era de la globalización.


La mirada de José Ferrero

“Variaciones artísticas en el bosque” conjuga el arte y la naturaleza de una manera dinámica. Las obras están realizadas en taller, pero instaladas en el bosque. En el trabajo de taller, el artista ha debido tener presente el lugar donde estaría enmarcada la obra, es en el bosque donde la obra sería plena: la cultura se traslada a la naturaleza y forma parte de ella. Las obras están sujetas a las variaciones temporales de la naturaleza: luz-sombra, viento-calma, calor-frío, roce-integración con elementos del entorno, etc.

José Ferrero (1959) hace una propuesta particularmente interesante y diferente invirtiendo el orden cultura-naturaleza en naturaleza-cultura. El primer momento en su trabajo es su traslado al bosque y la toma de conciencia de las características de ese entorno. En el proceso de percepción y concientización del lugar empieza la búsqueda de una imagen para atrapar con el lente de la cámara una imagen que contenga los elementos necesarios que permita al futuro espectador reconocer el ambiente de un bosque; no necesariamente el segmento retratado. Pero una imagen fija es sólo un fragmento congelado de un espacio pleno de vidas diferentes que trascurren en un espacio y un tiempo independiente al espacio y tiempo del artista e independiente también a la percepción e interpretación que éste tenga de ese otro tiempo y espacio. La imagen captada será desde luego un segmento arbitrario, pero que los espectadores reconoceremos como parte de un bosque, si alguna vez hemos estado en uno o aprendido a reconocer uno basados en los cientos de imágenes que nos llegan desde todos los medios de comunicación.

Aunque esa primera etapa ocurre en plena naturaleza y lejos del taller/laboratorio está determinada por la cultura a la que pertenece Ferrero. Tanto su mirada como el objeto que la capta son productos culturales, su mirada depende de los valores de su entorno cultural y la cámara es un producto sofisticado de la cultura contemporánea.

Con la imagen en la cámara, Ferrero regresa a su laboratorio para revelar la fotografía. La imagen que haya captado será desde luego una nueva experiencia visual en un contexto completamente culturizado. Sin embargo, da un paso más en su distanciamiento de la naturaleza alterando la imagen uniformando el color y luego alterando también la imagen. Manipula la sección inferior haciéndola difusa, como si fuera el reflejo del bosque en el agua; los árboles y claros se convierten en barras creando una línea de barras que nos lleva a asociarla directamente a las barras de un código EAN.


¿Cuánto vale un bosque?

La imagen del bosque con la franja de barras muestra dos dimensiones de lo que puede ser un bosque: un espacio donde deambular libremente entre árboles y matas y un producto más del mercado.

Pero hay más; desde el punto de vista cultural Ferrero nos muestra un bosque ya trastocado por la cultura en varios sentidos. En primer lugar no estamos frente a un bosque “virgen” en la medida que él mismo ha estado en el lugar, y seguramente muchos más antes que él: la uniformidad del color en la imagen nos indica esta intervención humana en la naturaleza. Luego está el juego del reflejo convertido en código EAN, una de las expresioenes del mercado más relevantes de nuestro tiempo. Finalmente, la imagen es exhibida en varios formatos: la reproducción de la fotografía manipulada en un catálogo y un calendario, la exhibición de la imagen en una exposición de arte en Oviedo y su reproducción en esta revista.


Notas
1 http://www.streckkod.se
2 Heterogénesis Nr 42, enero 2003. También en http://www.irational.org/minerva/resume.html
3 Para tranquilizar a los más nerviosos, las empresas han inventado una serie de productos “alternativos” a los que ponen una marca que se ha normado e indica que están fabricados teniendo “consideración” con el medio ambiente.