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Cuando en 1998 tomé la decisión de dejar mi trabajo en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria en las Islas Canarias, al sur del sur de España -mi querido territorio ultraperiférico europeo-, para trasladarme a vivir al norte de este país, a la ciudad de Santander, había desterrado la idea de volver a trabajar en una institución pública, al menos por un período suficiente de años. Quería dedicarme al intenso, apasionante, y a veces complicado trabajo de curador independiente, tarea a la que me he dedicado en los últimos tres años y que actualmente simultaneo con la dirección de Espacio C. Decidimos ir a vivir a Santander por una cuestión personal y por ser una ciudad agradable, tranquila, y a una escala muy humana para vivir con cierta tranquilidad, aunque culturalmente no sea una ciudad muy activa con relación a otras ciudades más conocidas de España. La verdad es que tal cual es nuestro trabajo de curadorías aquí y allá, puede uno establecerse casi en cualquier lugar, siempre que se esté relativamente comunicado y cuente con una infraestructura mínima básica de comunicación con el exterior como teléfonos, fax y ordenador con modem para hacer uso del correo electrónico y de la red. En definitiva, lo que todos identificamos como herramienta cada vez más "generalizada" de la globalización, sin lugar a dudas revolucionaria y de una utilidad impensable hace tan sólo unos pocos años. Pero no nos engañemos ni caigamos en las trampas del sistema hegemónico de la globalización. Ante la realidad de un mundo cada vez más cercano y comunicado, seguimos asistiendo a la de un amplísimo sector de este mundo con cada vez un mayor número de desfavorecidos, y las distancias son abismales en términos de economía, derechos humanos, salud y desarrollo tecnológico, aunque podamos ver ciberc@fés en Bamako, Dakar, Lagos, Managua o Puerto Príncipe. Las contradicciones crecen exponencialmente en este espacio globalizado de comienzos del tercer milenio. El país de la defensa de las libertades a ultranza recorta sus libertades individuales para luchar contra los que atentan contra ella; los más pobres, en su radicalismo descabellado desde la opresión y la pobreza cada vez tienen menos que perder ya que no les queda casi ni la esperanza; oímos a diario hablar en los medios de la amenaza de conflicto nuclear en Asia; el rico y culto cono sur vive una situación exageradamente injusta y cruel víctima de caciquismos políticos y desmanes económicos; la población africana busca el último rescoldo de esperanza intentando acabar un viaje muchas veces sin llegada y sin retorno posible en pateras-barcas hacia la rica y contradictoria Europa, ahora feliz de su moneda única, ahora inquieta con los tambores de la recesión. Lógicamente, y no a pesar de estas circunstancias, sino más motivados por estas circunstancias, seguimos creyendo en la necesidad de poder decir y construir muchas cosas, sin que nos nieguen la posibilidad de expresarnos y manifestarnos en libertad desde nuestro espacio del arte contemporáneo.
Junto a la ciudad de Santander se sitúa el pueblo de Camargo, un pueblo con una vocación cada vez mayor de ciudad por su expansión urbanística y un municipio de veinticinco mil habitantes, eminentemente dedicado a la mediana y pequeña industria, aunque no exento de alguna multinacional de la industria de la comunicación europea. Este municipio se ha caracterizado en la región de Cantabria por haber desarrollado una política cultural, deportiva y de desarrollo en cuestiones sociales bastante extensa en los últimos veinte años, desgraciadamente no tan usual en estas latitudes. En este contexto desarrollaron centros culturales en los diferentes pueblos y barrios de este municipio, unido a una política muy intensa de talleres de artes plásticas, escuela de música, etc, etc. Un día, hace ya algo así como año y medio, los responsables políticos y culturales de este municipio, se ponen en contacto conmigo, a través de un buen amigo, y me piden tener una reunión con ellos, lo que acepto, debo confesar, con bastante curiosidad. Lo que pensé que podía ser una reunión de quince minutos se convirtió en una reunión de casi dos horas, donde me pidieron les expusiera mi opinión sobre cuestiones de la gestión artística contemporánea y sobre posibles nuevos modelos que se podrían aplicar en este municipio de Camargo, en el contexto de su enorme interés en dar un paso hacia delante y complementario con sus actividades en el ámbito de la promoción de la creación artística, y atendiendo a la demanda de sectores más jóvenes de población. He de subrayar que la política de promoción de la cultura en este entorno, entre otros datos, ha dado como resultados el de un muy interesante número de estudiantes de bellas artes en distintas universidades del norte de España, y de un sector igualmente interesante en número y calidad de artistas jóvenes. Salgo de esta primera reunión con una impresión muy positiva, sobre todo por el entusiasmo y los deseos sinceros de construir nuevos proyectos culturales de estos responsables políticos, lo que debo confesar, me sorprendió ya que desgraciadamente no es una actitud muy común entre los dirigentes de nuestro país. Este entusiasmo debo decir que es compartido igualmente por un amplio sector de la población de este municipio, fruto de un desarrollo cultural intenso en las dos últimas décadas. En muchos sectores de la población de esta región y desde la propia capital, Santander, reconocen la singularidad de la actuación cultural de este municipio en los últimos años. Con todo esto quiero transmitir el contexto que me encuentro cuando entro en contacto con el pueblo de Camargo. Ante esta confluencia de factores y mi facilidad para adentrarme y entusiasmarme con nuevas aventuras, me comprometí a entregarle al alcalde un proyecto singular, y a mi juicio, de interés para Camargo y para toda la región, con el trabajo de todos construiríamos un pequeño espacio con un programa muy intenso de contenidos y propuestas que pudiera ser un referente en el exterior. El proyecto que les presenté tiene por nombre Espacio C. Elijo el término espacio porque deseo que sea ante todo un espacio, sin mayor pretensiones. Me parecería absurdo y fuera de lugar hablar de museo o incluso de centro de arte cuando íbamos a comenzar una aventura que los propios resultados irían posibilitando su crecimiento o desarrollo hacia otros posibles espacios de trabajo. Espacio C debía ser un punto de encuentro, un espacio para la reflexión artística contemporánea, y ante todo sería un espacio con absoluta independencia donde tanto las propuestas de los artistas locales, como nacionales e internacionales darían forma al proyecto. La "C" hace referencia a lo contemporáneo y coincide con la letra inicial del municipio, Camargo y de la región, Cantabria. Dado el carácter industrial del municipio, intentaríamos ubicarnos en un espacio industrial, como el que ocupamos en la actualidad; un espacio neutro muy adecuado para muchas de las propuestas más actuales. Espacio C es ante todo un espacio multidisciplinar de arte contemporáneo con propuestas muy abiertas, y entre sus características está el propiciar el encuentro entre artistas en cada uno de sus proyectos. Sus exposiciones temporales temáticas proponen un marco previo o tema genérico al artista invitado. Artistas de distintos contextos son pues invitados a trabajar, desarrollar y construir sus obras en el propio espacio, quedando muchas de ellas posteriormente como parte esencial de la colección que estamos ya configurando, y que deseamos sea un testimonio de los proyectos desarrollados en este espacio. En estas exposiciones participa normalmente un artista de la región, junto a artistas nacionales e internacionales, estableciéndose la producción de las obras como un gran taller colectivo, y propiciando el encuentro y transferencias entre estos creadores, siendo este uno de nuestros objetivos fundamentales. Este es el espíritu que domina en nuestros talleres internacionales de verano, a los que invitamos creadores internacionales a trabajar durante dos semanas con artistas de la región, dando como resultado una exposición monográfica del artista invitado y otra donde se exhiben los resultados de las propuestas de los alumnos de estos talleres. Junto a estos objetivos para nosotros es primordial el poder proyectar y hacer llegar nuestras propuestas a la sociedad de este municipio y de la región, para lo cual desde el primer día estamos elaborando material y ofreciendo servicios didácticos que ayuden al ciudadano común a relacionarse progresivamente con las propuestas artísticas más actuales y contemporáneas. No es ninguna utopía, se trata de intentar atender de una forma clara la curiosidad del ciudadano. Hemos desarrollado cursos de introducción al arte del siglo XX completándose el aforo de las charlas, y estamos trabajando con los colegios de la región para generalizar sus visitas, tratando de implicar a los docentes para que transmitan la curiosidad necesaria a los alumnos. Lógicamente queda mucho por andar, aunque estamos muy satisfechos con los resultados obtenidos a tan sólo nueve meses de la inauguración. Espacio C es un proyecto que acoge debates artísticos de amplio contenido estético, que se imbrican en intensos debates de carácter social, político y antropológico, siendo las obras desarrolladas aquí por los artistas un fiel testimonio de ese conjunto de debates. Estamos en la periferia de este país tan variado como lleno de contradicciones que es España. Esta periferia, en la franja norte de este país, es una suerte de extraña fragmentación casi insular de regiones, que por cuestiones históricas, geográ-ficas, culturales, políticas y lingüísticas, apenas se han vertebrado entre sí; un extraño archipiélago sin conciencia de tal. La condición de periferia, en el ámbito de la creación artística o plástica contem-poránea que nos ocupa, no debe ser un obstáculo insal-vable a priori que imposibilite un trabajo correcto, crítico y enriquecedor. Los que escri-bimos o colaboramos y leemos este importante vehículo que es Hetero-génesis sabemos de sobra lo que es vivir la periferia, pero de la misma manera nos podemos preguntar sobre la periferia con respecto a qué, aunque quizás el binomio centro-periferia ya no sea válido para definir la situación de nuevos proyectos que tienen su razón de ser en sí mismos, sin una relación de dependencia imprescindible con el centro. Espacio C ha sido testigo hasta ahora de muchas y variadas propuestas y abre sus puertas al diálogo compartido con artistas de los más diversos lugares tanto de Latinoamérica y el Caribe, como con artistas de origen europeo, africano y de otras muchas latitudes, junto a creadores locales y nacionales. Andries Bota (Sudáfrica), Azat Sargsyan (Armenia), Jack Beng-Thi ( La Reunión), Marcos Lora Read (República Dominicana), Tania Bruguera (Cuba), Jean Pierre Gauthier (Canadá), Guillermo Gómez-Peña (México), Juan Ybarra (México), Tracey Rose (Sudáfrica), Barthélémy Toguo (Camerún), entre otros,junto a artistas nacionales como Luis Sosa, Adrián Alemán, Javier Arce, o Luis López Lejardi, han dejado su testimonio en los proyectos del recién finalizado año 2001, y otros tantos con las más variadas propuestas participarán en este año 2002. La curadora de origen colombiano, Carolina Ponce de León, Directora del espacio histórico alternativo La Raza, en San Francisco, USA, ha compartido trabajo con nosotros, y hemos puesto las bases de futuras colaboraciones, como deseamos hacer con otros espacios de arte contemporáneo que compartan similares inquietudes. De la misma manera hemos puesto en marcha un intenso programa performático y estamos produciendo vídeos con los artistas que están trabajando con nosotros. No sabemos ahora mismo cuál será nuestro futuro, pero los que estamos en esta aventura sí tenemos la certeza de que queremos proponer propuestas abiertas, libres y críticas desde el presente, y sobre la base de un entusiasmo real y compartido. Este es el testimonio de una experiencia de un nuevo proyecto desde la periferia, o mejor dicho, el testimonio de una experiencia desde un nuevo espacio de encuentros y confluencias. * Orlando Britto Jinorio es curador y Director de Espacio C |
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