Conny
B: ¿Te he entendido correctamente si sostengo que exhortas
a la gente a hacer copias pirata y descargar música y otras cosas
que están protegidas por la ley de derecho de autor?
C. Blom: No, por supuesto no, no exhorto a la gente a cometer
crímenes, esos sería pasarse del límite de lo legal.
Esto es una decisión que cada uno debe tomar por sí mismo.
Mis deseos personales son otra cosa...
Conny
B: Pero ¿no es un derecho obvio que cada artista tenga
protección legal contra la divulgación de sus obras?
C. Blom: Sí, eso puede ser lo natural, pero cuando
esta protección en otras áreas comienza a funcionar como
un arma en una agresión económica en contra de los países
del tercer mundo los valores simbólicos en estos temas se hacen
inmensamente pesados. Cuando los campesinos indios ya no pueden cultivar
su arroz basmati porque una empresa estadounidense tiene la patente
en una variante del arroz modificado genéticamente que rápidamente
ha sido infiltrado en el mercado eliminando al antiguo(1),
o cuando ya no se pueden usar las viejas medicinas naturales por la
misma razón, uno se puede preguntar qué debería
ser priorizado: el derecho del autor och el derecho a la vida? El ejemplo
con las medicinas sudafricanas contra el SIDA que trataron de prohibir
durante mucho tiempo porque plagiaban recetas patentadas, es un hecho
que ya todos conocen; no?
Conny
B: Sí, no les alcanzaba para comprar las medicinas caras por
eso simplemente las copiaban para salvar vidas, algo que indignó
a las empresas que tenían las patentes. Pero ¿dónde
está la relevancia de esto cuando estamos hablando sobre la divulgación
ilegal de música?
C. Blom: Como decía, los valores simbólicos
no se pueden despreciar. Hay que empezar en algún lado y el derecho
de autor de nosotros los artistas es un tema de lujo en el contexto;
yo estoy convencido de que la mayoría de nosotros se las arreglaría
de todas maneras.
Conny
B: Lo que quieres decir entonces es que se podría ver las copias
piratas como una toma de posición política, una revolución
popular?
C. Blom: Sí, en principio. En la situación
actual uno se puede preguntar si es que no se trata de flojera y avaricia
en primer lugar; pero desde una perspectiva más amplia veo un
alzamiento popular contra el copyright y las patentes tal vez como la
forma de protesta más importante contra la sociedad capitalista.
Conny B: Pero ¿no deben ganar dinero los músicos y
los artistas con sus obras?
C. Blom: Para los artistas las copias nuncan han sido un
gran problema. El original se considera tener un valor especial, por
eso las copias pocas veces son interesantes. Las falsificaciones son
algo que más que nada han afectado a los artistas que están
muertos hace mucho tiempo; por lo tanto, es más un problema para
los que tratan de hacer un producto de especulación del arte
que para los mismos artistas. Y tendrás que perdonarme si mis
simpatías no abarcan en primer lugar a las personas que tienen
suficiente dinero como para dejarse engañar con un Rembrandt
o un Dalí falsos. La música y las letras son otro tema
obviamente. Ahí no existe un original sagrado de la misma manera;
el contenido se traspasa perfectamente con una copia, aunque la mayoría
de los entusiastas con gusto querrían un CD original con librito
de texto y todo. Lo mismo pasa con la lírica y la literatura.
La sensación de una página suelta copiada, o incluso de
una pantalla de computadora no es lo mismo que estar con una colección
de textos en las manos. Por otro lado, las copias pueden ser una buena
manera de descubrir algo interesante en lo cual luego se pueda profundizar.
Algunos estudios han efectivamente mostrado que los que usan el Napster(2)
compraban más discos que los que no usaban el servicio. Luego
me atrae la idea, que por cierto es vieja y gastada, de que la música
y el arte no solamente deberían ser accesibles para la así
nombrada elite con acento capitalista y esto puede ser posible descargando
o divulgando copias piratas baratas. Incluso Adobe que está detrás
de programas caros como Photoshop ha comprendido que a la larga gana
si los programas se divulgan. Ahora son totalmente líderes mundiales
en el área.
Conny
B: Pero, ¿no son gran parte de la copias piratas una actividad
puramente mafiosa?
C. Blom: Por lo menos es una imagen que a las empresas grandes les
gusta pintar con fines propagandísticos. En cierta manera también
ha sido así, igual que cuando la mafia satisfacía la necesidad
popular de alcohol durante la época de prohibición en
los EE.UU. Pero la divulgación por el Internet no se puede decir
que sea actividad mafiosa. No existe ninguna ganancia económica
en esta divulgación. Gastos ahorrados dirían las compañias
grandes, y se quejarían por las ganancias perdidas. Pero no es
nada evidente que uno hubiera pagado lo que se pide por un producto
que tal vez está probando sólo porque lo puede hacer sin
costo. Incluso grandes divulgadores que la Agencia Antipirata Sueca(3)
ahora está tratando de atrapar, son jóvenes normalmente
sin antecedentes criminales; no hay ninguna organización detrás.
Luego pienso que, si se me permite tocar otro aspecto, una mayor tolerancia
en la divulgación y la copia de discos podría implicar
una revolución en el mundo de la música. Si las compañías
discográficas multinacionales no ganaran millones introduciendo
frenéticamente productos inventados que a priori han decidido
que serán éxito al menos dos o tres por año en
cada programa de televisión y canal radical, los productores
se verían forzados a dedicar más tiempo a buscar música
de mayor calidad. De este modo habría un panorama más
claro para los piratas de garage y sería más díficil
para los colosos poner en circulación más productos hechos
en base al modelo 1A, un concepto de éxito bien conocido. Es
solamente desde fines del siglo XX en adelante que la venta de discos
forma parte importante de las carreras de los músicos. Antes
de eso la presentación en vivo era lo más importante;
era por conciertos y giras que los artistas ganaban dinero, y todavía
es así para muchos. Los discos de gramófono más
que nada funcionaban como propaganda. Ahora esos productos de propaganda
de alguna manera se han vuelto lo central. Si ya no se pudiera ganar
grandes sumas grabando música serían los que realmente
sienten pasión por su música y que quieren que la gente
tenga la oportunida de escucharla, a quienes les importaría grabar
discos. Algo que me parece simpático. El arte nunca puede tratarse
de ganar dinero en primer lugar, si es que no va a transigir con la
calidad.
Conny
B: Uno presiente un cierto énfasis al escucharte hablar sobre
la industria musical. ¿No será que hay otros factores
además de los valores de simbolismo en los temas del Copyright
que tu nombrabas anteriormente que te han hecho interesarte justamente
por las copias y la divulgación de la música?
C. Blom: Hay que decir que justamente son las grandes compañías
discográficas multinacionales las que han llevado la lucha por
la mantención y también la ampliación de los derechos
de autor a tal grado que a la larga restringen fuertemente la libertad
de palabra. Aquí actúan como vanguardia y procesan a veces
salvajemente para obtener precedentes que luego se aplican tambien en
otras áreas. No podemos olvidar a empresas como por ejemplo Sony
y Warner que se ramifican en inumerables empresas. Un ejemplo es la
guerra contra artistas que usan sampling como medio de expresión.
Hoy en día es solamente el que tiene medios suficientes como
para pagar por sus samplings que puede hacer uso de esa técnica.
Muchos de los discos de las últimas decadas probablemente nunca
hubieran sido grabados si la situación que vivimos hoy hubiera
sido válida ya entonces. Pienso por ejemplo en los discos maravillosos
de Portisheads; creaciones independientes que de ninguna manera pueden
ser acusados de ser plagios simplemente porque han tomado algo prestado
de la historia de la música. ¿Hacia dónde vamos
si ya no está permitido sacar cosas prestadas, parafrasear, ironizar
o comentar nuestra herencia cultural sin tener que correr el riesgo
de ser demandados por millones? El desarrollo en todo tipo de forma
artística requiere dirigir la mirada hacia adelante y hacia atrás.
¿Qué sería por ejemplo la música jazz sin
préstamos? Picasso y Shakespeare sacaban cosas prestadas libremente.
Solamente estoy esperando que alguien saque el copyright completo de
la biblia, entonces serán muchos los que se encontrarán
en problemas. Y, quizás, esto no está tan lejos. Escuché
que una empresa tenía la patente de la Mona Lisa en forma digital,
así es que piénsalo bien antes de poner una imagen de
esta donna en la Internet.
Conny
B: Pero ahora creo que evitaste contestar mi pregunta...
C. Blom: Sí, es muy cierto. Me entusiasmé cuando pensé
en el problema del sampling. Paralela al arte la música siempre
ha sido mi gran pasión y me gusta estudiar subgéneros
obscuros. He leído listas de correo electrónico y he pasado
horas en las tiendas de discos y anticuarios. Esto ha tenido como consecuencia
que he juntado una colección innecesariamente grande de discos
de LP y compactos. Desde luego mi conducta en este plano no es consecuente
con mi desprecio a la fijación del derecho de propiedad y el
capitalismo ilimitado. Las colecciones como fenómeno tienen claras
tendencias de deseos de poseer y de egoísmo. Afortunadamente
mi condición de artista y consecuentemente mi magra economía,
han sacado este veneno de mis venas, pero sigue siendo un mundo que
me queda cerca.
Conny
B: Empieza a parecer un trato con tu pasado...
C. Blom: Ah! Esa es una de esas cosas que uno escucha decir a los
artistas como argumento para su creación, y casi siempre suena
igual de mal. De cierta manera uno podría decir eso, pero encuentro
que la pregunta es bien poco interesante. Cabe decir que uno también
puede coleccionar copias pirata y bajar música, y entonces quizás
sería más consecuente de mi parte el comprometerme con
una radio pirata, pero creo que uno tiene que actuar paso a paso: primero
se socavan las cualidades y valores únicos del objeto y luego
se trata de exterminarlo. Hemos llegado a un punto de la historia, que
hace mucho tiempo está descarrilada, del sistema capitalista
en el que hemos dejado que los interes ecónomicos nos dejen arrinconados.
Es tiempo de romper con los principios establecidos antes que la última
gota de humanidad se pierda, y entonces puede ser que no importe que
dejemos huellas en las alfombras de los salones finos.
Conny
B: Ahora sonó como una exhortación.
C. Blom: Aha! ¿Piensas eso? No, como decía, cada individuo
debe tomar sus propias decisiones, pero mi opinion personal ya debería
estar clara.
(Traducción:
Lorena Acevedo)