Las
costumbres viajan con las personas y son interpretadas en los lugares
a los que llega de distinto modo. Cuando Alfredo Herrera estuvo en Lund
recibiendo su premio del concurso de poesía Heterogénesis
contó que en Venezuela haría el bautizo de su libro. Todos
levantamos las cejas asombrados; sabíamos que se bautiza a los
niños para que no deambulen por el limbo por toda la eternidad,
pero ¿un libro? Nos contó entonces que el lanzamiento
de un libro empieza con el bautizo, que consiste en esparcir pétalos
de rosa sobre el libro, aunque, dijo también, que originalmente
se los bautizaba con vino. Nos costó imaginarnos la ceremonia.
Casualmente viajé a Caracas y Maracaibo en noviembre a participar
en un congreso de semiótica y tuve la oportunidad de ver, in
situ, uno de esos misteriosos bautizos. Al llegar conté
el procedimiento: el libro tiene una especie de padrino que presenta
el libro y termina rociándolo con pétalos
de rosas que saca de una copa puesta en medio de una mesa donde están
dispuestos los libros bajo un montón de pétalos de rosa.
A
fines de noviembre fue el momento de una tradición que decidimos
adoptar y que empezamos con el libro Elvis, kattsand & andra viktiga
saker del poeta Tomas Ekström, ganador de la sección sueca
de nuestro concurso de poesía. El acontecimiento tuvo lugar en
el restaurante Mässinghornet en el sector Kirseberg de Malmö.
Hizo de padrino y maestro de ceremonias Miguel Gabard, quien también
tradujo al español de algunos versos de Ekström. Además,
participaron los poetas Paul Nilsson, Guillermo Baltar y otros. Reinterpretamos
la tradición rociando el libro con vino tinto y pétalos
de rosa.