Durante
2003 la Galería de arte de Simrishamn trabajará con el
concepto Limes, visto como una franja de encuentro de distintas expresiones
artísticas y culturales (sobre el concepto Limes, véase
Heterogénesis 20 y 41). En el marco de este tema, cada exposición
desarrollará un área: Intromisión, Terrorismo Cultural,
Transfusión, Puzzles y Mestizajes son algunas de ellas. Será
un encuentro de artistas suecos y extranjeros, principalmente latinoamericanos
y españoles.
Intromisión
es la primera exposición de la serie y en ella participan Åsa
Maria ( Malmö), Vicente Pastor (Avilés, Asturias) y Cuco
Suárez (Oviedo, Asturias). Desde luego, Simrishamn no es un lugar
completamente desconocido para Åsa Maria ya que forma parte de
la cultura sueca. Cuco Suárez ha participado en varias exposiciones
en Ekeby Qvarn, Uppsala, por lo que Suecia, como paisaje, no le es del
todo extraño. El que nunca había pisado Suecia es Vicente
Pastor; sin embargo, la situación geográfica de Simrishamn
le recuerda su pueblo natal, Luarca. Mientras que la obra de Åsa
María Bengtsson y la de Vicente Pastor se completan muy bien,
dando a la exposición coherencia y dinamismo, la obra presentada
por Suárez parece ser fragmentos de otras exposiciones que nada
tienen que ver con el tema propuesto para la exposición en Simrishamn.
El
submarino como signo de intromisión
La
historia del submarino parte en 1879 con el Nautilus de Julio Verne.
Desde el principio, el buque que navegaba bajo el agua fue un ente agresivo:
parecía surgir de la nada para atacar naves tripuladas, y como
ente desconocido parala civilización de su tiempo era conocido
como un monstruo, es decir, un ser que no se puede comparar
con los seres existentes (se asumía que era un ser vivo). Los
submarinos entran en la historia en las dos guerras mundiales y dan
un paso fundamental en su desarrollo en 1955 cuando Estados
Unidos inaugura un submarino atómico, que bautiza como su precursor:
Nautilus. El papel fundamental que ha tenido desde que empezó
a navegar por los mares ha sido el de sorprender y atacar al enemigo.
Gracias a su invisibilidad puede observar a la distancia
lo que otros hacen para atacar cuando el otro menos espera. La cara
pacífica en la historia del submarino es el Calypso, de Jeaques-Yves
Cousteau, con el que realizó excursiones submarinas en aguas
del Nilo. Amazonas y otras zonas marinas. El objetivo de las excursiones
ha sido investigar la vida submarina y enseñar a proteger nuestras
riquezas marinas. Sin embargo, el papel del submarino sigue siendo de
intromisión en la vida de otras culturas, en este caso de culturas
submarinas.
Burbuja
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Irse
al techo 1 - Foto: Åsa María Bengtsson
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Irse
al techo 2- Foto: Åsa María Bengtsson
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Armario-
Foto: Åsa María Bengtsson
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Al
entrar a la galería de arte Simrishamn vemos un submarino
negro de 9 metros de largo y 1,50 mts de diámetro con la
proa hacia adentro que ocupa gran parte del espacio. No vemos salir
a nadie del puente, está quieto, la hélice no se mueve.
De pronto, el enorme submarino empieza a moverse: lentamente empieza
a ... desinflarse!! El puente va cayendo lentamente hacia un costado,
pero nadie aparece. Después de unos minutos el submarino
empieza nuevamente a retomar su forma original. El proceso de inflado
y desinflado va acompañado de un sonido que recuerda la respiración
dificultuosa de un enfermo. ¿Quién tripula este extraño
submarino? Instalado en la casa de la cultura de Simrishamn parece
un fantasma silente venido de otro lado que nos quiere hacer reflexionar,
tal vez sobre nuestra reacción frente a la presencia del
otro. Cuando salimos de la sorpresa y superamos el temor al ver
ese enorme objeto desconocido en un lugar que no le corresponde
nos acercamos poco a poco y lo tocamos: es suave, blando, inofensivo.
No deja de respirar, pero nadie aparece. El submarino parece ser
sólo la cáscara de alguien que vive dentro y de quien
sólo percibimos su respiración.
Las
imágenes alrededor del submarino alimentan nuestra imaginación
en torno a la tripulación del submarino. En las paredes
cercanas vemos imágenes con mucho humor que ponen a prueba
nuestra percepción: un niño sostiene un mueble pesado
sobre sus espaldas, un hombre es apretado contra el techo por
un globo casi de su tamaño, una joven bajo el agua hace
burbujas con la boca, un paraguas que parece esperar señales
del mundo exterior. En otro lugar una proyección muestra
la quema de una casa que flota en el agua en medio de la noche
y siluetas que se alejan de la casa en llamas. ¿Serán
estas siluetas las que tripularon el submarino que encalló
en la galería Valfisken y que ahora nos observan desde
adentro poniendo a prueba nuestra tolerancia hacia el otro, en
principio desconocido?
Åsa
Maria trabaja la imagen en distintas dimensiones físicas
y temporales: la imagen bidimensional que captura apenas un instante
de un hecho que se desarrolló en un espacio y tiempo determinado,
la imagen en movimiento muestra la captura de una secuencia (ella
nos muestra una de las secuencias posibles que pudo capturar con
el vídeo) de un suceso ya ocurrido y la imagen tridimensional
que exige la percepción en tiempo real del proceso que
la hace ser lo que es.
Como
conclusión puedo decir que el submarino, lejos de representar
un peligro parece un ente tierno que espera ser incorporado al
repertorio visual (y cultural) del espectador.
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