El
regalo venenoso de la ayuda del "primer mundo" después
del acto terrorista:
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Stephen
Morton
Universidad de Tampere, Finlandia
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Después
de los ataques al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, la
cooperación del General Musharraf, el líder pakistaní
en la guerra de los Estados Unidos en Afganistán, condujo a la
exclusión de Pakistán de la lista de países que
apoyan al terrorismo del gobierno estadounidense, y a la reanudación
del crédito y aligeramiento de deuda de Pakistán con el
FMI. En respuesta a este cambio en las relaciones geopolíticas
entre Pakistán y los Estados Unidos después del 11 de
septiembre, Alia Hasan-Khan produjo una serie de cajas de postre amarillas
pequeñas realizadas con los paquetes con comida que dejaron caer
al azar los aviones militares de EE.UU que volaban a alta altura sobre
Afganistán en octubre 2001. Los paquetes de alimento originales
de EE.UU contenían instrucciones en inglés, francés
y español, idiomas que no son extensamente hablados o entendidos
en Afganistán. Estos paquetes también contenían
un diagrama que indicaba cómo comer la ración de 2200
calorías que contenía la caja, que incluía productos
como mantequilla de maní y mermelada, ensalada de porotos y pan
de pastaflora; cosas que no son familiares para la mayoría del
pueblo afgano. Aun más, estos paquetes se parecían en
color y forma a los puñados de pequeñas bombas amarillas
que simultáneamente eran tiradas por los mismos aviones militares
sobre áreas de Afganistán que ya estaban plagadas con
alrededor de diez millones de minas no explotadas que habían
sobrado de la guerra con Rusia. La consecuencia peligrosa de la cínica
campaña de ayuda del gobierno de EE.UU durante los ataques a
Afganistán hizo que EE.UU inmediatamente tuviera que realizar
una trasmisión de radio explicando la diferencia entre los paquetes
con comida y las bombas-
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En
Gift Hasan-Khan invirtió la estructura geopolítica de
la ayuda del Primer mundo a los países del Tercer
mundo regalando paquetes de alimento falsos a un público
estadounidense, como parte de una serie de seminarios de hora del almuerzo
sobre la respuesta estadounidense a los ataques terroristas realizados
en el distrito financiero del Bajo Manhattan. En la superficie de cada
caja amarilla de postre había una inscripción en Urdu
que no estaba traducida y un diagrama que instruía al destinatario
a cómo comer. Dentro de cada caja había más instrucciones
en Urdu y un aparato explosivo falso hecho de gulab jamun (un trozo
de postre hecho con leche dulce cortada) con alambres y cables por dentro.
Escondiendo un aparato de este tipo en el interior del paquete de un
regalo tercermundista, Hasan-Khan resalta la relación
de violencia paradojal que subyacía en la ayuda estadounidense
a Afganistán en particular, y en la ayuda financiera del Primer
mundo en general. En lugar de proveer recursos para una economía
independiente, los préstamos de desarrollo del Primer mundo
a las naciones del Sur Global siguen perpetuando la relación
de dependencia económica hacia los bancos del Primer mundo y
a los países donadores ricos de la industria del Norte. En el
caso del programa de ayuda de EE.UU durante la guerra en Afganistán
del 2001, como Hasan-Khan demuestra inequívocamente, el ejército
estadounidense ni siquiera proporcionó a los civiles afganos
una ayuda a corto plazo sino que expuso sus vidas a un peligro mayor.
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Aún
así, los aparatos falsos de Hasan-Khan se niegan a simplemente
representar un estereotipo trágico de la subjetividad postcolonial.
Imitando la retórica visual de un ataque terrorista en espacios
públicos, Hasan-Khan construye un espacio carnavalesco que anima
a los espectadores a cuestionar la retórica del terrorismo y
su agenda económica y geopolítica. Sin negar la violencia
de las democracias estatales, de grupos extremistas religiosos y de
regímenes militares en Pakistán, los objetos reciclados
también animan al espectador a pensar responsable y críticamente
sobre la violencia que está históricamente integrada a
los discursos del occidente sobre los derechos humanos universales y
la democracia representativa; discursos que están cada vez más
ligados a la extensión de la dependencia económica hacia
organizaciones globales financieras como el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional. Haciendo esto, Hasan-Khan se niega a simplemente
asumir el rol del migrante-postcolonial-artista-como-nativo-informante
en el mundo artístico de EE.UU.1 Por el contrario,
la artista articula las condiciones de la economía global que
excluye la perspectiva de muchas mujeres subordinadas en el Sur Global
cuya deuda y dependencia sostienen directa o indirectamente- el
hambre de recursos del estilo de vida del Norte con la fabricación
y el desplazamiento de los productos mismos.
(Traducción:
Lorena Acevedo)
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1
En este sentido, el trabajo de Hasan-Khan puede ser interpretado como
una respuesta al modelo de Artistas como etnógrafos
de Hal Foster, un modelo que quizás subordina la perspectiva
del informante nativo. Al negarse a asumir el rol del migrante-postcolonial-artista-como-nativo-informante,
Hasan-Khan también se niega a simplemente representar la (im)posible
perspectiva del informante nativo contemporáneo, que Gayatri
Spivak identifica como la mujer más pobre en el Sur Global.
Ver Hal Foster The Artist Ethnographer en The Return of
the Real Cambridge, Mass. MIT, 1996:pp.171-204 y Gayatri Chakravorty
Spivak A critique of Postcolonial Reason: Towards a History of the Vanishing
Present Cambridge, Mass.:Harvard University Press, 1999:6.
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