Heterogénesis - Revista de Artes Visuales - Enero 2003
El regalo venenoso de la ayuda del "primer mundo" después del acto terrorista:
Stephen Morton
Universidad de Tampere, Finlandia

Después de los ataques al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, la cooperación del General Musharraf, el líder pakistaní en la guerra de los Estados Unidos en Afganistán, condujo a la exclusión de Pakistán de la lista de países que apoyan al terrorismo del gobierno estadounidense, y a la reanudación del crédito y aligeramiento de deuda de Pakistán con el FMI. En respuesta a este cambio en las relaciones geopolíticas entre Pakistán y los Estados Unidos después del 11 de septiembre, Alia Hasan-Khan produjo una serie de cajas de postre amarillas pequeñas realizadas con los paquetes con comida que dejaron caer al azar los aviones militares de EE.UU que volaban a alta altura sobre Afganistán en octubre 2001. Los paquetes de alimento originales de EE.UU contenían instrucciones en inglés, francés y español, idiomas que no son extensamente hablados o entendidos en Afganistán. Estos paquetes también contenían un diagrama que indicaba cómo comer la ración de 2200 calorías que contenía la caja, que incluía productos como mantequilla de maní y mermelada, ensalada de porotos y pan de pastaflora; cosas que no son familiares para la mayoría del pueblo afgano. Aun más, estos paquetes se parecían en color y forma a los puñados de pequeñas bombas amarillas que simultáneamente eran tiradas por los mismos aviones militares sobre áreas de Afganistán que ya estaban plagadas con alrededor de diez millones de minas no explotadas que habían sobrado de la guerra con Rusia. La consecuencia peligrosa de la cínica campaña de ayuda del gobierno de EE.UU durante los ataques a Afganistán hizo que EE.UU inmediatamente tuviera que realizar una trasmisión de radio explicando la diferencia entre los paquetes con comida y las bombas-

En Gift Hasan-Khan invirtió la estructura geopolítica de la ayuda del “Primer mundo” a los países del “Tercer mundo” “regalando” paquetes de alimento falsos a un público estadounidense, como parte de una serie de seminarios de hora del almuerzo sobre la respuesta estadounidense a los ataques terroristas realizados en el distrito financiero del Bajo Manhattan. En la superficie de cada caja amarilla de postre había una inscripción en Urdu que no estaba traducida y un diagrama que instruía al destinatario a cómo comer. Dentro de cada caja había más instrucciones en Urdu y un aparato explosivo falso hecho de gulab jamun (un trozo de postre hecho con leche dulce cortada) con alambres y cables por dentro. Escondiendo un aparato de este tipo en el interior del paquete de un regalo “tercermundista”, Hasan-Khan resalta la relación de violencia paradojal que subyacía en la ayuda estadounidense a Afganistán en particular, y en la ayuda financiera del “Primer mundo” en general. En lugar de proveer recursos para una economía independiente, los préstamos de desarrollo del “Primer mundo” a las naciones del Sur Global siguen perpetuando la relación de dependencia económica hacia los bancos del Primer mundo y a los países donadores ricos de la industria del Norte. En el caso del programa de ayuda de EE.UU durante la guerra en Afganistán del 2001, como Hasan-Khan demuestra inequívocamente, el ejército estadounidense ni siquiera proporcionó a los civiles afganos una ayuda a corto plazo sino que expuso sus vidas a un peligro mayor.

Aún así, los aparatos falsos de Hasan-Khan se niegan a simplemente representar un estereotipo trágico de la subjetividad postcolonial. Imitando la retórica visual de un ataque terrorista en espacios públicos, Hasan-Khan construye un espacio carnavalesco que anima a los espectadores a cuestionar la retórica del terrorismo y su agenda económica y geopolítica. Sin negar la violencia de las democracias estatales, de grupos extremistas religiosos y de regímenes militares en Pakistán, los objetos reciclados también animan al espectador a pensar responsable y críticamente sobre la violencia que está históricamente integrada a los discursos del occidente sobre los derechos humanos universales y la democracia representativa; discursos que están cada vez más ligados a la extensión de la dependencia económica hacia organizaciones globales financieras como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Haciendo esto, Hasan-Khan se niega a simplemente asumir el rol del migrante-postcolonial-artista-como-nativo-informante en el mundo artístico de EE.UU.1 Por el contrario, la artista articula las condiciones de la economía global que excluye la perspectiva de muchas mujeres subordinadas en el Sur Global cuya deuda y dependencia sostienen –directa o indirectamente- el hambre de recursos del estilo de vida del Norte con la fabricación y el desplazamiento de los productos mismos.

(Traducción: Lorena Acevedo)

 

1 En este sentido, el trabajo de Hasan-Khan puede ser interpretado como una respuesta al modelo de “Artistas como etnógrafos” de Hal Foster, un modelo que quizás subordina la perspectiva del informante nativo. Al negarse a asumir el rol del migrante-postcolonial-artista-como-nativo-informante, Hasan-Khan también se niega a simplemente representar la (im)posible perspectiva del informante nativo contemporáneo, que Gayatri Spivak identifica como “la mujer más pobre en el Sur Global”. Ver Hal Foster “The Artist Ethnographer” en The Return of the Real Cambridge, Mass. MIT, 1996:pp.171-204 y Gayatri Chakravorty Spivak A critique of Postcolonial Reason: Towards a History of the Vanishing Present Cambridge, Mass.:Harvard University Press, 1999:6.

 

 

 

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