Heterogénesis - Revista de Artes Visuales - Tidskrift för Visuell Konst - Anno XI - Nr. 43 - Abril / April 2003

Elías Adasme

 

Antecedentes:
Desde 1941, la isla puertorriqueña de Vieques, fue usada como campo de tiro y entrenamiento militar por la Marina de Guerra de Estados Unidos. Transcurieron más de sesenta años de continuos bombardeos y prácticas militares que han dejado como secuela terrenos contaminados, una alta incidencia de cáncer y un denigrante subdesarrollo en todos los niveles entre la población. Eso, además de las constantes violaciones a las mujeres, refriegas, atropellos y abusos a los civiles cuando la soldadesca se emborrachaba. La población de Vieques fue “reubicada” en medio de los dos extremos de la isla, áreas donde la Marina practicó con todo tipo de municiones: bombas de alto calibre, napalm, químicos como el “agente naranja” (usado para defoliar las selvas de Vietnam) experimentos con gas mostaza, gas sarín y balas revestidas de uranio. Además rentaban los terrenos a otras instituciones militares como el Pentágono y a ejércitos de países latinoamericanos y europeos en prácticas de contra-insurgencia y anti-guerrilla.

Desde Vieques salió la invasión a República Dominicana en 1965. En Vieques entrenaron los “marines” que pelearon en Vietnam. También desde allí salió la invasión a Grenada y Panamá en los ochenta, las tropas para el Golfo Pérsico en 1991 y los porta-aviones que bombardearon Yugoslavia en 1999. Todo un historial de muerte y destrucción que culminó con las útimas maniobras que precedieron a la movilización de los destacamentos militares estadounidenses hacia Irak.
 
En abril de 1999, una bomba de la Marina mató al viequense David Sanes, y desde entonces, la lucha por sacar a la Marina de Vieques arreció. Durante cuatro años, más de 1600 desobedientes civiles, incluyendo líderes políticos de diversas ideologías, líderes religiosos y comunitarios, artistas, profesionales, estudiantes, amas de casa y trabajadores, desafiaron a las autoridades estadounidenses, invadiendo los terrenos restringidos, los campos de tiro y exigiendo con su acción, el cese inmediato de los bombardeos, al tiempo que enfatizaban un claro mensaje: ¡Paz para Vieques!
 
Ahora, ya todo esto es historia. Cuando el Departamento de Defensa de Estados Unidos explicó las razones que le motivaron a abandonar Vieques después de haber estado sosteniendo por años que las prácticas que allí se hacían no podían llevarse a cabo en ninguna otra parte del mundo, destacó la desobediencia civil como uno de los factores principales. Los desobedientes, dijo el Pentágono y reafirmado por altos oficiales de la Marina, estaban haciéndoles muy difícil conducir las maniobras ordenadamente y era sólo “cuestión de tiempo” en lo que ocurría una desgracia con las personas que, en algunos casos, se presentaban justo en los lugares donde estaban cayendo las bombas. Así, la desobediencia civil se instituyó como una eficaz herramienta de lucha en el proceso de sacar a la Marina de Vieques, superando incluso las estrategias y el accionar de los partidos políticos tradicionales.

Acción de arte “Creo en Vieques”

En la madrugada del 28 de agosto de 2000, un grupo de artistas plásticos y de teatro: “Artistas por la paz”, penetramos los terrenos restringidos de la Marina, en una acción de desobediencia civil que denominamos “Creo en Vieques”. Creo de creer y creo de crear. Fuimos arrestados y sometidos a juicio, donde expusimos ante el Tribunal y a la opinión pública, nuestras intenciones de reivindicación social, ecológica  y estética del paisaje viequense 1. Pese a que la condena impuesta fue por el tiempo cumplido de nuestra detención de 13 horas -contrario a otros casos similares, en que se extinguieron penas de hasta seis meses de cárcel- esta acción perseguía claramente cuestionar los límites existentes entre una obra de arte tradicional y una acción política de claros matices humanistas.
 
Hoy, 1ro. de mayo de 2003, al ser testigo y protagonista histórico de la salida de la Marina de Guerra estadounidense de suelo viequense, se cierra el ciclo de aquella acción iniciada como una “obra abierta” en agosto de 2000 2. Al igual que los cientos de desobedientes civiles que desafiamos las leyes del Imperio por un mandato de obediencia moral, podemos decir que aportamos al proceso “creando” las condiciones necesarias para que los viequenses, de ahora en adelante, puedan disfrutar de su tierra, en paz.

 

(*) Elías Adasme es artista

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas
1 Ver Heterogénesis No. 35, abril de 2001, pag. 7
2 Ver “Ponencia ante el Tribunal Federal de San Juan”. También va como referencia “Arte en desobediencia civil: Testimonio” donde narro la experiencia.

 

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