Eventa 5 - Paradize Zero
Historia de una experiencia en Upsala


Orlando Brito Jinorio



Agradezco enormemente el interés de esta revista en Eventa 5 e igualmente la oportunidad que me brinda Ximena Narea de poder manifestarme en este espléndido vehículo de «Heterógenesis» sobre mi experiencia en este proyecto.

Más que entrar a analizar problemáticas de conceptos o las propias obras de los artistas participantes, que sinceramente creo que es labor que corresponde a otros, por mis propias circunstancias de parte muy implicada en todo el proceso y en la selección de artistas, obras y curadores, deseo hacerles un breve relato de mi experiencia como curador desde que tuve la oportunidad de entrar en contacto con esta auténtica experiencia social y artística que supone el participar en Eventa.

Tomo como punto de referencia el texto que preparé con mucha ilusión para la rueda de prensa que tuvimos en la ciudad de Uppsala el 9 de junio pasado y a la que con gran sorpresa para todos los que estábamos allí, o sea, curadores y artistas del proyecto, no asistió ninguna de las personas invitadas. Este acto se había comunicado en reiteradas ocasiones a más de cien personas relacionadas con medios y el mundo de la cultura en general de la ciudad de Uppsala. Fue una situación inicialmente muy frustrante, extraña e incomprensible. Nunca en mis más de trece años de trabajo profesional me había ocurrido algo similar, pero en realidad creo que no dejaba de ser un testimonio más de las enormes contradicciones que vive actualmente la sociedad sueca. Sinceramente, después de haber sopesado aquel «plantón» como le denominaríamos en mi país, no debería habernos extrañado, pero se nos hacía muy difícil entender el por qué de aquella ausencia total, de aquella desidia, y más aún hacia un proyecto en el que estaban participando en su ciudad más de 53 artistas de 23 países diferentes, ayudados por otros tantos voluntarios jóvenes, estudiantes de arte y de historia de la propia ciudad de Uppsala.

La verdad es que debo rebobinar para poder contarles bien esta breve historia de mi apasionada experiencia personal y profesional en Uppsala.

Hace dos años tuve la oportunidad de visitar la cuarta edición de Eventa animado por mi buen amigo y artista de las Islas Canarias, Francis Naranjo, quien insistió en el interés de un proyecto internacional que se desarrollaba en Uppsala desde la iniciativa privada y que constituía una experiencia artística muy singular, al margen de los mecanismos habituales de exhibición que todos conocemos. En aquel momento yo tenía un particular interés en los diferentes modelos de encuentros internacionales de arte, bienales, etc, ya que tenía en mente preparar un seminario o encuentro internacional con los distintos responsables artísticos de estos proyectos para analizar no sólo las diversas tipologías y contextos, sino el propio hecho de la enorme proliferación de este tipo de eventos en el mundo. Durante una semana tuve la oportunidad de convivir con artistas, curadores y organizadores en la pequeña aldea de Ekeby Qvarn, corazón de Eventa y punto de arranque de las aventuras y utopías de Luciano Escanilla, auténtico mentor y valedor de este proyecto junto a su familia y su pequeño grupo de amigos y aventureros. La experiencia en aquel entorno fue muy gratificante, nueva, diría yo también, inmersos en una atmósfera de enorme entusiasmo generalizado. Artísticamente pude observar un elevado número de intervenciones que despertaron gran interés en mí, y sobre todo me parecía interesante el hecho de cómo cada artista presentaba su intervención, su obra, dentro del marco temático previamente definido por la bienal, trabajando posteriormente en espacios atípicos, no convencionales, pero que sin lugar a dudas le conferían un elevado interés al conjunto del proyecto. Espacios llenos de historia, los espacios naturales del entorno de Ekeby Qvarn, el río Fyris, Gamla Uppsala y sus tumbas vikingas, hasta llegar a la histórica ciudad de Uppsala, llegando el artista español Oscar Mora a situar una vídeo-instalación en las estaciones de tren de Uppsala y Estocolmo respectivamente.

Junto a esto debo confesar que desde el primer momento que aterricé en Suecia, y más concretamente en aquel primer viaje a Uppsala de junio del 98, me tropecé con una realidad bastante diferente a aquella realidad tópica que esperaba encontrar. Tanto en Estocolmo como en Uppsala comencé a percibir que estaba en un espacio, en un país, que se estaba transformando en algo nuevo. Aparentemente una nueva realidad, una nueva sociedad se construía día a día.Sociedad en un acelerado proceso de mestizaje de aquellas ya segundas generaciones de los miles, cientos de miles de inmigrantes, que ha acogido Suecia en los últimos treinta años. Lógicamente la primera percepción que uno tiene es la visual y la sonora, calles abarrotadas de personas de los más variados orígenes, muchas, muchas razas y lenguas, tiendas, comidas, nombres, diferentes comunidades, grupos muy mezclados de jóvenes, radios latinas, música, muchas músicas y referencias, todas conviviendo en el mismo espacio. En ese contexto uno no resiste la idea de preguntar y hablar con los amigos de Uppsala, de ir conociendo progresivamente más de cerca esa nueva realidad sueca. Lógicamente uno va también descubriendo las contradicciones inherentes a una sociedad tan cambiante y nueva, contradicciones muy arraigadas en la vieja sociedad europea y a la que Suecia no iba a quedar al margen.

Así pues aquella primera experiencia despierta un enorme interés en mí, y he podido continuarla y desarrollarla en el transcurso de los dos últimos años en mis siete viajes y estancias en Uppsala con motivo de la preparación y organización de Eventa 5. Debo confesar que aquel contexto con el que me tropecé en mi primer viaje, unido a la excelente relación profesional y de amistad con Luciano Escanilla, me animaron a introducirme de lleno en este proyecto. Por aquel entonces yo estaba a punto de interrumpir mi trabajo de Subdirector del Centro Atlántico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria, (Islas Canarias) donde había trabajado por un período de más de nueve años, dándose pues las circunstancias idóneas para abordar con entusiasmo y gran interés un proyecto de las características de Eventa.

En aquella primera semana de convivencia en Ekeby Qvarn largas charlas se sucedieron con Luciano Escanilla, ofreciéndome éste la posibilidad de vincularme a la organización de la siguiente edición de la forma que yo considerase más apropiada.

Como es habitual en Eventa el mismo día de la inauguración Luciano Escanilla anunciaba el marco teórico de la siguiente edición a la que llamó «Paraíso Cero». La idea del paraíso, la idea de plantearnos la posibilidad o no de situar o resituar nuevas utopías me parecía igualmente interesante, por su dimensión conceptual abierta y por consiguiente por su capacidad para presentar los artistas variados niveles de interpretación. Del mismo modo pensé en la pertinencia de tratar este tipo de problemáticas no sólo en un momento como el de la inauguración del nuevo milenio, sino también en un espacio social como el de la actual Suecia. Una vez inaugurado el proyecto, creo que así ha ocurrido, junto a lo contemplativo o estético, conviven obras de marcado caracter político, social y antropológico, mostrando un enorme espectro de realidades, que tiene en determinados casos una relación directa con el contexto social, cultural y político, y con el espacio que física o conceptualmente habita el artista.

Desde el comienzo de nuestro trabajo insistí en la necesidad de una progresiva profesionalización de la estructura organizativa y curadorial de Eventa, intentando construir una estructura que hiciera posible en el futuro consolidar la Bienal de Arte Contemporáneo de Uppsala, pudiendo convertirse en un espacio internacional de referencia desde el Norte de Europa que opera y trabaja de una forma multidireccional.

En este contexto invité en marzo del 99 a Luciano Escanilla a presentar Eventa en el Seminario Internacional de Bienales de Arte Contemporáneo, Bienalia, que yo mismo dirigí en Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias), y en el que participaron los responsables artísticos de bienales como la de Sâo Paulo, Dokumenta, La Habana, Johannesburg, Dakar, Montreal, Istambul, etc, y donde se debatió el papel de estos encuentros internacionales de arte contemporáneo en el conjunto de la escena artística internacional. Eventa gozó de una buena acogida por parte de los responsables artísticos de estos encuentros internacionales por la singularidad de su modelo de trabajo. En ese meeting creo que se pudo corroborar las auténticas posibilidades que tenía Eventa, a medio plazo, para poder convertirse en un punto de encuentro de relevancia no sólo para Uppsala, sino para Suecia e incluso para el conjunto de los países nórdicos, pudiendo situarse desde el norte en el grupo de eventos artísticos de relevancia de la escena internacional. Aquello que había empezado como resultado de la iniciativa de Luciano Escanilla y de su grupo de amigos, a través de su pequeña Asociación Cultural de Ekeby Qvarn, devenía en un proyecto progresivamente más complejo y de mayor proyección en el exterior. Eventa era ya desde hacía algun tiempo la Bienal de Uppsala, y ya no pertenecía a Luciano Escanilla o a su grupo de amigos, sino al conjunto de la comunidad de Uppsala, aún cuando incomprensiblemente así no sea entendido por la mayoría de los estamentos políticos y económicos de Uppsala. Contrariamente muchos ciudadanos de a pié sí participan del proyecto, al igual que otros tantos pequeños sponsors o patrocinadores. Eventa tiene una configuración esencial y singular: se genera desde la base de la sociedad, desde una pequeña asociación cultural independiente y esto es auténticamente novedoso en el conjunto de los acontecimientos artísticos de estas características. Quizás es aquí donde el poder político y cultural de Uppsala encuentra y establece su contradicción. o quizás también en la pluriculturalidad de la que emana. Son especulaciones, pero después de mucho meditarlo quizás estén ahí las auténticas bases del a todas luces insuficiente y precario apoyo por parte de las instituciones de Uppsala a un proyecto en el que en otros contextos se le ayudaría y mimaría. Por contra en el exterior el modelo de Eventa se copia y se establece una cada vez más extensa red.

Eventa 5, «Paraíso Cero», se ha inaugurado pues a pesar de las enormes dificultades económicas y de infraestructura. Hemos trabajado con la mitad del presupuesto de la edición anterior, pero gracias al esfuerzo de todos, empezando por la familia Escanilla, y por supuesto el esfuerzo y comprensión de los artistas, hemos logrado inaugurar un proyecto que nos ha satisfecho enormemente a todos los que hemos tenido la suerte de participar en él. La convivencia con los artistas, voluntarios, amigos e invitados que nos visitaron ha sido maravillosa, y creo que las obras presentadas están impregnadas de la misma intensidad con la que se vivieron aquellos días.

Eventa sin embargo retrasa su segunda parte de la Bienal, el proyecto de la Catedral de Uppsala, «One Being - One God» para septiembre del 2001 por insalvables dificultades presupuestarias, lo que no será óbice para que afrontemos este importante proyecto el próximo año con el mismo entusiasmo y entrega.

Aprovecho este texto para darle las gracias a Luciano Escanilla por haberme dado la oportunidad de tener esta experiencia tan intensa y maravillosa, a su familia y amigos, a los curadores Katya García Antón y Ernesto Muñoz, a Folke Edwards, al importante apoyo de David Elliott y el Moderna Museet de Estocolmo, a Jöa Lungberg, a todos los patrocinadores y auspiciadores de Uppsala, a todos los amigos que nos visitaron desde otros países, y a todos aquellos que han creído en este proyecto tanto desde Uppsala como desde cualquier otro lugar.


Orlando Britto Jinorio
Curador General, Eventa 5
Santander, España, julio de 2000






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