Heterogénesis - Revista de Artes Visuales - Tidskrift för Visuell Konst - Anno XI - Nr. 43 - Abril / April 2003


     

Nieves Correa
Acción en el Pato Amarillo dentro del encuentro internacional de editores independientes de Punta Umbria,
Huelva. 1996
TÚ Y ESE OTRO ASUNTO:

Cómo reinventamos la acción de los 90

 


Nelo Vilar

Acción Fonética
Galería H2O, Barcelona, 1996

Joan Casellas*
 

 


Marta Vives:
Acción en la revista de Viva Voz.
Barcelona, 1993
(Foto: Joan Casellas- Archivo Aire))


Nelo Vilar: Acción Fonética
Galería H2O, Barcelona, 1996
(Foto: Joan Casellas-Archivo Aire)


Andrés Pereiro
Acción en el Club 7. Barcelona, 1998
(Foto: Xavier Moreno-Archivo Aire)


Marta Domínguez
Centro Cultural Vilasar de Mar
Barcelona, 1998
(Foto: Joan Casellas-Archivo Aire)


Rafa Lamata
Acción en el Club 7. Barcelona, 1998

(Foto: Joan Casellas-Archivo Aire)


Joan Casellas
Acción Relación. Facultad de Bellas Artes.
Barcelona, 1997
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Denis Blacker
Acción en el Agora Indisciplinaria.

Sala Metronom. Barcelona, 1998
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Luis Alabern
Acción en el Club 7. Barcelona, 1997
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Rosa Suñer
Acción en el Club 7. Barcelona, 1997
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Oscar Abril Ascaso
LTM Nr.16. Pieza para máquina recreativa.
Club 7. Barcelona, 1998
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Perelvis Pla Buxo
Acción en el Club 7. Barcelona, 1997
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Nel Amaro
Acción en el Centro Libertario de Zaragoza
Barcelona, 1999
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Ramón Guimaraes
Acción en el Club 7. Barcelona, 1997
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Victoria Bustos
Acción en el Club 7. Barcelona, 1997.
(Foto Xavier Moreno-Archivo Aire)


Hilario Alvarez
Acción Se habla español. En L’îlot Fleurie. Quebec. Agosto, 2000
(Foto Joan Casellas-Archivo Aire)


Xavier Moreno
Foto-acción Angelus, 1997
(Foto Joan Casellas-Archivo Aire)


Angel Pastor
Acción con estudiantes. Universidad Autónoma de Bella Terra. Barcelona, 2001
(Foto Joan Casellas-Archivo Aire)


Maria Cosmes
Acción en el Festival de Contenedores 2002. Sevilla, octubre 2002

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

El año 96 utilicé el título Tú y ese otro asunto para una breve introducción a un interesante proyecto de Public Art, la edición de un catálogo de partituras-instrucciones de acciones a realizar por cualquier persona. El proyecto se llamaba Teoría y práctica de la acción y en su confección participó un heterogéneo grupo de personas que de forma espontánea colaboramos desde principios de la década en numerosos proyectos de autogestión artística partiendo de la acción como recurso.

Constituíamos una suerte de grupo de facto, aunque los distintos intentos para concretarlo fracasaron formalmente debido a un difuso complejo historicista que padecíamos nosotros mismos pero que también se alimentaba persistentemente desde otros ámbitos del arte contemporáneo que consideraban nuestra actividad como algo “déjà vu”.

Si Public-Art huviera tenido dinero suficiente, este ciclo hubiera contado con la presencia de los artistas invitados y hubiera sido un festival en sentido clásico. Esta falta de recursos puso en marcha nuestra imaginación y generamos un “encuentro de instrucciones y partituras” enviadas por los artistas programados para ser ejecutadas por cualquier otra persona.

De esta manera comienza a explicar Nieves Correa las circunstancias del proyecto. Su introducción podría ser extensiva a toda nuestra propuesta generacional. Las dificultades para desarrollar una identidad artística fuera de la competitiva y productivista “galería” o la aparatosa y espectacularista “institución” convencieron a diversas personas dispersas por la península de que la salida pasaba por la autogestión artística. La acción sería uno de los recursos más adoptados por su ligereza y flexibilidad, pero todo esto se mezclará indisociablemente con la intervención efímera en la calle o edificios abandonados, la edición de artista y el arte postal. Aunque en principio estas prácticas se adoptaron tácticamente frente a un momento adverso, su desarrollo colectivo y colaborativo pronto fue generando diversas estrategias programáticas de las que surgirían posiciones bien definidas.

Este ámbito generacional que intentaré explicar en las siguientes páginas sólo alcanza a la persona y colectivos que de alguna manera desarrollamos a través de la acción un determinado programa paralelo o alternativo con cierta unidad ideológica. No planteo aquí una crónica exhaustiva del panorama performático español de los noventa que, desde diferentes planteamientos e intensidades de implicación, resultaría a la vez mucho más amplio y menos coherente.


DÉJÀ VU

Dentro del arte contemporáneo se ha prestado comparativamente muy poco interés, espacio y recursos a la acción; para darse cuenta de ello basta repasar mentalmente el volumen de estudios y monografías publicados sobre el tema y compararlo a grosso modo con el de cualquier otra disciplina en el mismo período... Eso no ha impedido que de “palabra”, la acción –performance- esté siempre en primera línea. El problema consiste en que de alguna manera a la acción sólo se le otorga en general un valor de provocación o experimentación que fácilmente resulta cuestionado por los precedentes históricos. Como consecuencia de esto la acción se contempla como una práctica iniciática de juventud. Hace pocos días tuve la suerte de conocer a un importante artista conceptual de la escena internacional. En el distendido transcurso de nuestra conversación me preguntó por mi actividad artística... “Acción!, yo también la hice cuando era joven...” me dejó frito..

Sobre su escasa repercusión dentro del mercado y la historia, Roselee Goldberg en su libro, Performance Art supone que es debido a su difícil catalogación. Aunque dentro de una metodología histórica muy lastrada aún por el descripcionismo, esta situación tiene su peso, sospecho de que existen otras razones. En la primera mitad del siglo sus protagonistas tenían (aunque fuese inconscientemente) poco interés por desvincularse definitivamente de la pintura y la escultura aunque esta fuese ready-made. A partir de la segunda mitad del siglo será el propio mercado en plena eclosión el encargado de camuflar la situación, enfatizando por ejemplo las cualidades pictóricas y escultórico-instalacionales de un Joseph Beuys frente a la evidente naturaleza accionista de toda su actividad. El mercado del arte, con entusiasta colaboración de los museos y fundaciones públicas, tiene una acusada tendencia a magnificar el arte en detrimento de la experiencia artística y del propio artista, aunque se le profese un falso respeto basado en el culto a la personalidad.
La acción no ha dejado de practicarse desde sus orígenes futuristas en todos los contextos de vanguardia artística. No ha existido interrupción en este proceso sino diferentes grados de concienciación, contextualización y visibilidad.


CONTEXTO INICIAL

En el tránsito de los ochenta a los noventa la acción resultaba casi invisible en España, un eco lejano relacionado con el arte conceptual o los dudosos rápsodas de la polipoesía. Incluso nuestra referencia más persistente, ZAJ, se nos aparecía como un planeta independiente, en otra órbita... El año 1983 se presentó en el Centro Cultural Villa de Madrid una interesante exposición sobre el arte conceptual español, Fuera de Formato. Simón Marchán Fiz escribía en su texto: “Después del Naufragio... Desde la óptica de nuestra presente condición postvanguardista la muestra Fuera de formato suscita ineludiblemente interrogantes no exentos de cierta morbosidad... No aspira en consecuencia a lanzar o impulsar una tendencia concreta, sino algo mucho más sencillo, a saber ofrecer un balance... La exposición, pues, no hace sino levantar acta de unas actitudes estéticas que no sabemos si como pago a conocidas altanerías, han pasado casi al olvido sin pena ni gloria...”

Sólo siete años después la situación se había complicado de forma insospechada y muchos artistas recuperábamos el interés por la “mucha pena y poca gloria” de esos comportamientos artísticos. Algunos “dudosos” poetas y sobrevivientes del período conceptual poco reconocidos en su momento colaboraron desde sus ámbitos de influencia, generalmente universitarios, a esa recuperación. Especialmente Bartolomé Ferrando, que fue responsable de una auténtica avalancha de “accionistas” valencianos surgidos de sus clases de Bellas Artes. En Madrid la accesibilidad y buena predisposición de artistas como Isidoro Valcárcel Medina o Pedro Garhel con su Espacio P, o los cursillos de Esther Ferrer o Antoni Muntades en el Círculo de Bellas Artes de Madrid serán decisivos. En Barcelona el poeta Carles Hac Mor antiguo miembro del “Grup de Treball” no paraba de organizar eventos multitudinarios de performance, poesía y “poca solta” (absurdo).

Las clases de Psicosociología de la Percepción (performance, intervención urbana y arte efímero en general) de Genís Cano en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona también jugaron un papel importante para una generación de alumnos salidos de sus clases. El triángulo Madrid-Barcelona-Valencia constituirá la base de este panorama artístico que me propongo exponer en este texto, aunque una larga lista de otros lugares como Turón (Asturias), Punta Umbría (Huelva), Granada, Segovia o Burgos completarán el circuito de actuación.


LA INFRAESTRUCTURA:
Espacios, publicaciones, colectivos, redes, festivales, encuentros...

En principio reinaba una atmósfera muy ecuménica que se fue disolviendo en la medida que las diferencias ideológicas o profesionales resultaron insalvables. Se funcionaba bajo el principio de la no-selección heredado del arte-postal y con el espíritu de “com més siguem, més riurem” (cuantos más seamos, más reiremos).

En Valencia, el colectivo ANCA (Asociación para Nuevos Comportamientos Artísticos) 1989-1994, puede considerarse un precedente de una de las principales del nuevo panorama artístico; la autogestión a partir del asociacionismo. Constituyen ANCA Bartolomé Ferrando y algunos de sus alumnos más destacados como Rafael Santibáñez, Lucía Peiró, Jose Tarragó, Raul Gálvez, Santi Barber y Nelo Vilar. Simultáneamente a ANCA, Bartolomé Ferrando organiza tres festivales de acción y poesía fonética en El Carme del IVAM durante los años 89, 90 y 91.Entre los participantes, artistas de la escena internacional, como Esther Ferrer Bartolomé, incluyen a Nelo Vilar y Santibáñez en la programación, pero también en la organización.

Después de los festivales del IVAM tenemos noticia de los festivales organizados por el colectivo y sala Purgatori, que lidera el performer Pistolo, quien desde 1994 ha organizado con alguna interrupción el festival anual Performatori así como los eventos de Memoria Industrial en reivindicación de un conjunto arquitectónico de fábricas abandonadas condenadas al derribo.

Laura Tejeda y Andrea Dates, alumnas de Bartolomé Ferrando, desarrollarán una amplia actividad en Valencia y también colaboraran con el CLUB 7 de Barcelona. En cuanto a “grupo” nuestra conexión en Valencia sería con Nelo Vilar y Domingo Mestre, que en el año 1995 comenzarán a editar la revista Fuera de Banda, fundamental para el desarrollo de todo el debate artístico que nos ocupa. Estos son los temas tratados:
Número 0 (publicado como separata de Banda Aparte) “Gestos salvajes” otoño de 1995.
Números 1 y 2 “In-sumisión-es”.
Invierno y primavera 1996.
Número 3 “La performance”. Otoño 1996.
Número 4 “Situacionistas” . Primavera 1997.
Número 5 “Maniobras”. Otoño 1998.
Número 6 “Poesía” (visual y sonora). 1999.
Número 7 “Pinta y colorea tu ciudad”
(arte social colectivo). 2000.

La sala independiente Laesferazul organiza desde 1995 sesiones puntuales de acción así como la plataforma Salvem El Cabanyal organiza anualmente desde 1998 actividades artístico-reivindicativas en las que se programa de forma sistemática actividades de acción.

A partir de 1997 aparecerá desde Valencia el colectivo de La Fiambrera, liderado por Jordi Claramonte (antiguo miembro de ANCA), y que, con las variantes Fiambrera Garrofera, Fiambrera Obrera y Fiambrera Barroca funcionará simultáneamente en Valencia, Madrid y Sevilla, interfiriendo a través de maniobras anónimas en diversas operaciones de especulación urbanística o conferencias cosméticas del sistema, como la Conferencia Internacional de Ciudades sostenibles realizada en Sevilla el año 1998.

En Madrid, los festivales FIARP organizados de 1991 a 1993 por Nieves Correa y Tomás Ruíz Ribas serán determinantes para generar un ámbito de relación y colaboración. Especialmente la edición de 1992 fue interesante por estar organizada en el Centro Ocupado Minuesa y por la participación de diversos artistas que desde ese momento colaboraremos sistemáticamente, como Vallaure y Lamata o Pedro Bericat y Nel Amaro, poeta y artista postal que realizó aquí su primera acción y que con el tiempo será uno de los organizadores más persistentes.

El Ojo Atómico organizado por Tomás Ruíz Ribas en una nave industrial en desuso. Aparte de ser el espacio del tercer y último FIARP, representó en sí mismo un modelo de espacio alternativo de actuación y experimentación durante el año escaso de vida física. De todo ello nos ha quedado un interesante catálogo.

Después de las experiencias de FIARP y El Ojo Atómico en Madrid las experiencias de autogestión artísticas relacionadas con la acción serán de naturaleza flotante como los eventos ARCO-Acción organizados de forma parasitaria y sin permiso por Public-Art y Aire en el recinto ferial de ARCO durante los años 95,96 y 97. La idea consistía en convocar a través de una tarjeta fotocopiada una sesión de performance dentro del recinto ferial enfrente de algún stand elegido al azar. La condición base para participar consistía en realizar acciones que por su naturaleza difícilmente pudieran ser prohibidas, como por ejemplo permanecer estático en una pose extraña, mirar persistentemente al techo etc. En la tercera edición de 1997 el éxito de convocatoria fue tan grande que la circulación quedó completamente colapsada y la organización de la feria tuvo que intervenir. Para nosotros fue el “techo” de nuestra propuesta y dejamos de convocarla. Otros ejemplos de actividades puntuales o nómadas fueron las de Arte Algo en la población de Navalagamella de la sierra madrileña (organizado por Public-Art y Aire) o la ya mencionada Teoría y Práctica de la Acción, las dos de 1996. En 1995 Jaime Vallaure y Rafa Lamata realizarían el video El ABC de la Performance en clave irónica y posteriormente serían los responsables de un espacio estable en Madrid que sucesivamente albergaría al ZAT (Zona de Acción Temporal de 1997 a 1998) y el CIB (Circo Interior Bruto de 1998 al 2000). El ZAT y el CIB fueron experiencias colectivas que, partiendo de la acción como punto de partida, implicarían a personas de ámbitos extraartísticos. Desde la Galería Cruce Nieves Correa organizaría diversos eventos performáticos desde 1997, como Acciones o Merienda de Negros así como las Revistas Caminadas que, promocionadas por Carles Hac Mor desde Barcelona, se expandirían con distintos organizadores por toda la península. La penúltima experiencia colectiva de origen accionista será El Loby Feroz organizado por Public Art y OIL en colaboración con diversos colectivos sociales para criticar y cuestionar desde el activismo artístico la especulación en el popular barrio de Lavapies.

Desde 1996, aparte de Hilario Álvarez, creador de OIL (Oficina de Ideas Libres, centrada en cuestiones de arte-postal y de activismo-artístico), participarán en el panorama madrileño el colectivo Alabastro, (J. Seafree, F. Ribota y Yolanda Pérez Herreras ) P. Lucas y Fernando Baena entre otros.

Aunque el año 1994 el Reina Sofía acogió una pequeña muestra de acción contemporánea propuesta por Carles Hac Mor y Esther Xargay, la aportación o colaboración más importante a la acción de los noventa por parte de la institución fue el festival Sin Número organizado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid por Jaime Vallaure y Marta Pol el otoño de 1996. Aparte de la importancia de poder disponer por dos semanas de las instalaciones del Círculo y de una financiación decente que posibilitó traer una amplia representación estatal y algunos artistas internacionales, representó el inicio de un proyecto muy ambicioso que aunque no tuvo continuidad por sí solo es una referencia imprescindible para comprender el panorama de la acción en el estado español; me refiero al catálogo Sin Número, volumen primero (y único) que de forma simultánea a los eventos del festival pretendía catalogar todas y cada una de las acciones realizadas en el país en el decenio 1985-1995. Aparte de referir exhaustivamente a prácticamente todos los artistas activos y documentar fotográfica y textualmente un extenso número de sus acciones, daba fe de la continuidad de la acción a través de períodos bien distintos. Las limitaciones de este proyecto se desprenden en parte de su ambición enciclopédica, que inevitablemente omitió algunos artistas y eventos importantes, pero también en las consecuencias de este enfoque cronológico de “todas las acciones” en detrimento de los eventos y colectivos, que en esta ordenación peculiar resultan desfigurados. También premia por defecto la productividad u otras perspectivas de los participantes.

A principios de los noventa la actividad accionista era muy intensa en Barcelona en parte por el concurso de los poetas fonéticos y visuales herederos de Joan Brossa, como J. M. Calleja y Xavier Canals (también profuso difusor de la acción poética e intermedia a través de sus clases en la Llotja de Artes y Oficios de Barcelona). Xavier Sabater (que junto con Rosa Grau será uno de los grandes impulsores de la polipoesía en Barcelona) organizará el local y asociación La Papa Multimedia como lugar de la polipoesía, la acción, la performance y otras cosas diversas desde 1992 a 1994. Simultáneamente a La Papa, Sabater organizará importantes encuentros internacionales de Polipoesía en Barcelona. Muchos bares y asociaciones programaron acción a principios de la década, como Heliogabal, El otro, Limón Negro, Set i Set, Sidecar.

La Galería H2O es quizás el único espacio comercial que en Barcelona se involucró de forma sistemática y coherente en la difusión del arte de acción y la polipoesía desde que en diciembre de 1992 ofreció su espacio a la revista Aire, que presentó su número cero con acciones de J. M. Calleja y Nieves Correa. Aire es una pequeña publicación formato postal que se autodefine como “espacio de pensamiento artístico”. Desde Aire se han organizado diversos encuentros de acción, pero sobre todo se ha trabajado sobre la foto-acción y sobre el documentalismo, constituyendo el Archivo Aire, que en la actualidad cuenta con aproximadamente 10.000 fotografías del panorama accionista español.

Sin duda el evento más significativo de principios de la década fue la Revista Parlada de la Viva Veu (Revista hablada de viva voz). Carles Hac Mor y Esther Xargay, después de participar en la Revue Parlèe del George Pompidou de París, importaron la idea ampliándola hasta el delirio. En colaboración con Francesca Llopis, Jos Framis, Joaquim Pibernat y Joan Casellas se organizó un formato de revista amplio que incluía la performance, la acción, la danza, la polipoesía, la poesía a secas y todo aquello que se propusiera. Se animaba permanentemente a los espontáneos dando cabida tanto a estudiantes como figuras reconocidas como Benet Rossell o Jordi Benito. La primera sesión de la Revista Parlada tuvo lugar en marzo de 1993 en la librería Tartessos y durante más de dos años itineró por todo tipo de locales y poblaciones, incluso tuvo una etapa en Madrid.
La Revista Parlada fue el núcleo de lo que en algunos momentos se llamó El Grup de Barcelona. Aunque este grupo nunca se formalizó, aparte de su presencia en la Revista Parlada, se fue concretizando en numerosas coincidencias en multitud de encuentros, en la Refluxus Orquesta presentada en la Fundació Tàpies de Barcelona el año 94, el proyecto Fotomatón de la revista Aire el año 95 o el texto de Lluís Alabern Nova Acció en el numero 3 de la revista Fuera de Banda de 1996.

Podían considerarse de este grupo Oscar Abril Ascaso, Lluís Alabern, Jaume Alcalde, C72-R, Joan Casellas, Marta Domínguez, Pere Lluís Pla Buxó, Borja Zabala y Nieves Correa que a pesar de vivir en Madrid siempre fue considerada del grupo por su permanente presencia y colaboración. Miquel Baixes, Quim Tarrida, Noel Tatú o Alexis Taule participaron de forma esporádica

Noel Tatú, polipoeta “ácido”, además de mantener durante años su sala DADA en Granollers, organizó en septiembre de 1993 un significativo y exitoso evento multidisciplinar en el patio de su estudio colectivo en la calle Montcada de Barcelona (cerca del museo Picasso, la Galería Maeg y la Sala Montcada de La Caixa de Pensions) Robespierre Contra el Capitán Trueno. La oportunidad del lugar, mucho entusiasmo y un poco de imaginación organizativa demostraron su eficacia. La separata de Catalunya de El País se hizo eco de este evento a la vez que iniciaba una interesante sección semanal La Cara “C” de la Cultura, que dirigida por Catalina Serra y Jaume Vidal daba cuenta del denso panorama alternativo de la época.
En este panorama alternativo es importante mencionar la revista P. O. BOX de Pere Souza (también conocido como Merz Mail) aparecida el año 1994. P. O. BOX es una publicación dedicada a difundir todo tipo de cuestiones, prácticas e ideológicas, sobre el arte postal que están íntimamente ligadas al mundo conceptual de la acción. Pere Souza es además un experimentado intérprete de la poesía fonética dadaísta.

Otra persona vinculada a la acción postal, la edición y organización de eventos performáticos es Francesc Vidal, que desde mediados de los ochenta publicaba la revista Fenici y actualmente organiza el espacio y revista Talp Club.

Otra experiencia interesante fue la interpretación de partituras FLUXUS por parte de artistas de la acción locales dentro del contexto de la exposición L’Espirit de FLUXUS presentada por la Fundació Tàpies de Barcelona y coordinado por Oscar Abril Ascaso. A pesar de las extremadas precauciones tomadas por la dirección de la Fundación en el sentido de asegurarse nuestro estricto respeto al guión y los escasos recursos materiales facilitados, la experiencia resultó positiva y según Oscar sería el punto de arranque espiritual del Club 7.

El Club 7es quizás una de las experiencias organizativas de autogestión más serias a favor de la práctica de la acción. Aunque la mayoría de sus miembros compartíamos una tendencia artística neoconceptual, no se trataba de un grupo artístico sino de una asociación organizada para crear un espacio estable de acción pensado en sesiones semanales individuales en la que se procuraba la remuneración del artista así como una interacción con el público mediante un coloquio-debate al final de cada obra.

El Club 7es una iniciativa de Oscar Abril Ascaso, a la que se une el Archivo Aire y que tiene su primera fase en el teatrillo de la asociación teatral Set i Set de Barcelona de Abril a Junio de 1996. Cuando la asociación Set i Set es clausurada, el Club 7marcha a Vic para organizar el festival Re-Accions dentro de la QUAM. Este festival, comisariado por Oscar Abril Ascaso, cuenta con el asesoramiento de Lluís Alabern y Joan Casellas. Después de esta experiencia el Club 7 organizará diversas actividades itinerantes a la vez que se formalizará legalmente como asociación cultural con Oscar Abril Ascaso, Marta Domínguez, Andrés Pereiro y Joan Casellas.

El año 1997 se consiguió organizar el primer ciclo estable de performance en la sede de la FAD (Fomento de las Artes Decorativas) de Barcelona, que fue inaugurado por Nieves Correa. El segundo ciclo se desarrolló en la Sala Metronom de Barcelona y fue inaugurado por el artista sonoro Pedro Bericat..

Aparte de las personas mencionadas el Club 7 contó con la colaboración de Cristina Zabala, Jordi Mitja, M´, Xavier Moreno, Laura Tejeda, Andrea Dates y Manuel Morales. Incapaces de conseguir subvenciones y hartos de perder dinero el Club 7 se disolvió después de cumplimentar un intercambio artístico Zurich-Bassel/Barcelona-Madrid en el que participó Public-Art, que se desarrolló de junio a septiembre de 1998. Posteriormente Manuel Morales junto con Angel Pastor y el colectivo STIDNA! retomaron el proyecto bajo el nombre de Club 8. Su objetivo es organizar un gran festival anual.

Bajo la influencia de La Fiambrera y el Loby Feroz en Barcelona aparece La Figuera Crítica de Barcelona (FCB) a raíz de un conflicto urbanístico de especulación planteado por el Fútbol Club Barcelona, por ello las siglas FCB en referencia directa al club de fútbol. La Figuera Crítica, formada por Xavier Moreno, Cristina Font y Joan Casellas entre otros, participa en la plataforma ciudadana organizada para combatir el proyecto urbanístico que se denomina BARÇA 2000 aunque pronto se dedicará a otras cuestiones sociales más genéricas para acabar disolviéndose por cuestiones que intentaremos exponer más adelante.

A parte del triángulo Valencia-Madrid-Barcelona, el panorama artístico de la acción se nutre de multitud de festivales que, de forma más o menos continuada, se desarrollan en Granada, organizado por Maniobras Urbanas (1992-94); Segovia, organizado por ACAVS (1998-2000); Burgos, organizado por El Afilador (1998-99); Zaragoza, organizado por Pertiga (1998-99). Del panorama independiente de Galicia y el País Vasco tenemos pocas noticias. El espacio y colectivo NASA de Santiago de Compostela dentro de una amplia programación estable de teatro y música en general desde 1995 incluye la performance. La accionista Itzal desde Vitoria, pero especialmente Beatriz Silva con su Paquete Vasco (programación multidisciplinar itinerante) y Alberto Lomas con su espacio colectivo ABISAL en Bilbao son nuestra referencia.

Una mención especial merece el encuentro de editores independientes EDITA de Punta Umbría, Huelva que desde 1996 programa de forma estable acciones, deviniendo un capítulo más del posible circuito paralelo.

Asturias es un caso particular dentro del panorama de la acción. Aparte de las conocidas individualidades Cuco Suárez (del colectivo Iberians: Andrés Pereiro, Cuco Suárez y Marcel·lí Antúnez) y Paco Cao, de más o menos proyección internacional, es importante mencionar las sesiones organizadas en Gijón por La Ruta del Sentido de Carmen Cantón (1995 y 96) y especialmente los encuentros de Pola de Lena y Turón que desde 1995 se vienen desarrollando ininterrumpidamente, con presupuesto cero o casi cero de la mano del colectivo Arte Excéntrico de Nel Amaro y Abel Loureda. La relación de artistas locales que ha propiciado estos eventos es extensa. Podríamos decir que a su manera Nel Amaro ha producido en Asturias por sus festivales y actuaciones indiscriminadas en chigreras un efecto parecido al que anteriormente consiguió desde la universidad de Valencia Bartolomé Ferrando.

En Gijón el colectivo Sala Itinerante Marcel Duchamp ha organizado diversos eventos de acción, desde 1998; y con anterioridad el espacio colectivo El Lucernario también se ocupó de la acción. Su responsable, Anxel Nava es, después de Nel Amaro, la personalidad más destacada del accionismo alternativo de Asturias.

El año 1994 el colectivo y espacio Transforma de Vitoria organizó un encuentro de colectivos independientes que al año siguiente en Murcia se constituiría como la Red-Arte. Esta red intentó coordinar todas las organizaciones de arte independientes del estado español, desde las más grandes y estables con personal remunerado hasta las más virtuales y nómadas. Muchos de los colectivos citados se unieron a la Red-Arte aunque con el tiempo surgieron diferencias insalvables entre los colectivos de gestores con espacios y los colectivos de artistas gestores.

Algunos de los colectivos desencantados de Red-Arte, junto con otros de nuevos, creamos en agosto de 1998 la RAG (Red de Artistas Gestores). El único encuentro de la RAG se produjo en Cantabrana, Burgos, y generó abundante material de discusión teórica, pero sólo un proyecto práctico organizado por la sección barcelonesa de la RAG, la XAG. Este proyecto consistió en un festival “Off MACBA” de performance en relación a una gran exposición sobre el tema que simultáneamente se realizaba en el museo. En el Off MACBA participaron 24 artistas a lo largo de dos semanas y se publicó un extenso catálogo que representaba a 50 artistas de la acción. Se financió con donaciones voluntarias del público y un porcentaje en las copas.

EL DEBATE IDEOLÓGICO

El grupo de facto que he intentado describir dentro de este magma de actividades respondería a una voluntad más o menos consciente de desarrollar un arte paralelo en principio basado en la acción y la autogestión artística como instrumento. A lo largo de los diez años descritos las personas y los proyectos han variado sensiblemente, con escisiones, abandonos y nuevas incorporaciones; aunque para muchos “siempre somos los mismos” por el simple hecho de que unos cuantos persistimos, como en todas partes, por lo demás.

Ante la evidencia de que todo estaba hecho antes (como mínimo dos veces...) nuestra elección de la acción no responde, creo yo, tanto a un afán de experimentación y novedad impro-bable como de experienciación en un sentido amplio. Se trata de poder hacer cosas superando las limitaciones aparatosas de la época. Sin que sea un punto programático consciente el arte efímero, mínimo, (que no exactamente minimalista desde una perspectiva histórica) y portátil es prioritario De aquí se desprende una distancia natural con la instalación multimedia que en generaciones anteriores surgía como consecuencia lógica de lo que primero Dick Higgins llamó “arte intermedia” pensando en la acción. Es el posibilismo imaginativo lo que se desarrolla en festivales como FIARP o Teoría y Práctica. En este sentido Nelo Vilar (ahora Bilar) se declara “artista collidor” por el hecho de dedicarse a la recogida de la naranja. A tal efecto tiene impresa una postal donde aparece fotografiado con un capazo de naranjas. También Oscar Abril Ascaso desarrolla su Low Tec Music (música de baja tecnología) con la pretensión de que pueda ejecutarla cualquiera en cualquier situación. La introducción del número cero de la revista Aire explica que “con su formato reducido y austero quiere demostrar que es posible explicarse claramente con una herramienta tan sencilla”.

Del magma ecuménico de los primeros años se van alejando aquellos que esperaban otra cosa mejor, y los poetas y polipoetas que comienzan a consolidar un circuito propio. Quedamos los que poco después nos autodenominaremos artistas-gestores. Nuestra primera convicción, la conciencia de la precariedad laboral del artista nos aleja del productivismo y de todo tipo de aparatosidad. Nosotros mismos somos el material de la obra, portátiles y adaptables pero sin por eso desarrollar necesariamente un discurso sobre el cuerpo. Aunque sean condiciones necesarias, la acción no será ni el cuerpo, ni la presencia, ni la irrepetibilidad de la experiencia única, sino otra cosa, otro asunto más relacionado con las ideas y su posibilidad de experienciarse.

En principio la acción o performance en general son un espacio acogedor para muchos jóvenes artistas que con estas formas expresivas pueden escapar a las acuciantes necesidades materiales y espaciales de otros ámbitos, como la escultura y la instalación. La organización colectiva en su sentido más amplio es lo que funciona. Del año 94 al 96 suceden numerosas cosas que determinarán el nuevo rumbo de la acción de los noventa que aquí tratamos. La experiencia Refluxus, desarrollada en el seno de la exposición En L Espírit de Fluxus de la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona el año 1994, es vital en cuanto a revisar ciertos prejuicios del conceptualismo como el de “no repetir una obra” (y menos si es de otro!) pero sobretodo el engorroso control ejercido por la institución en el sentido de respetar el guión deviene una interesante experiencia de apropiación ya que la “diferencia”, aquello que nuestra cultura busca tan afanosamente, puede estar en cualquier pliegue de la partitura o simplemente en nuestra propia repetición, incluso en la diferencia de contexto cultural e histórico.

La experiencia contextual de Refluxus llevará a un intento más organizativo y contextual que de alguna manera desembocará en el Club 7. El objetivo principal del Club 7 era dignificar y clarificar la práctica de la acción frente al sentido anecdótico o subsidiario que la prensa y muchas instituciones le otorgaban, pero también desde la acción apostar por un arte menos ligado a la materialidad aparatosa y estéril.

El festival Sin Número del Círculo de Bellas Artes de Madrid y especialmente su publicación también caminaban por esta senda a la vez que en su apuesta enciclopédica abrían cuestiones de valoración documental y cronológicas de producción e individualidad.

La revista AIRE de forma más práctica y, sobre todo, P. O. BOX y Fuera de Banda plantearán las grandes cuestiones teóricas sobre la práctica de la acción y sus consecuencias: el valor relativo de la autoría, las personalidades múltiples, la identidad colectiva, el plagiarismo radical frente al apropiacionismo institucionalizado (Duchamp, Philip Tomas, etc...) el artista-gestor y el activismo cultural y, sobre todo, la validez de la acción-performance y sus festivales como método válido.

Creo que en todos nosotros anida una cierta mala conciencia en relación a nuestra relativa o nula utilidad social que se resuelve de diferentes maneras. En gran medida todo el trabajo colectivo, crítico y amatérico ha estado dirigido a liberarnos de la dudosa situación del artista dentro de la sociedad y a la construcción de una nueva identidad artística que intentará resolver nuestra obvia precariedad laboral desde la crítica al mercado de cosas frente al posible mercado de acciones, pero no el sentido disciplinar sino de valorar más el trabajo del artista que su producción, es decir, recuperar el valor de uso frente al de cambio. Creo que una de las mejores concreciones a este respecto ha sido el texto de Nieves Correa sobre el “artista nómada y recolector” o el Manifiesto Minimedia que expondremos más adelante.

La acción, o en todo caso la acción que nos ha interesado tiene mucho que ver con el famoso precepto Arte-Vida de Vostell y con lo que se ha dado en llamar arte contextual y relacional. Esto nos ha llevado a discutir mucho sobre las limitaciones de la acción, sobre todo en el plano “internacional”, donde uno suele ir con su trabajo preparado, sin conocer el contexto donde realizará la acción.

La misma denominación Acción es poco satisfactoria por todo lo que implica de temporal e irrepetible, aunque en todo caso es preferible al concepto Performance, que nos remite peligrosamente a la espectacularidad. Desde Aire se ensayó la denominación Demostración, que parecía más adecuada para centrarse en la idea y no en el procedimiento, pero esta propuesta no tuvo ningún seguimiento. Desde Fuera de Banda se expuso un amplio debate sobre el concepto de Acciones Maniobras. Este tipo de propuesta sí ha tenido de entrada una amplia respuesta por todo lo que implica de arte-vida desde lo social y político. Las Fiambreras expandieron su influencia sobre los artistas-gestores y así surgieron los ya mencionados Loby Feroz y Figuera Crítica de Barcelona. De artista “nómada y recolector” se pasó a “artista bombero” aunque por poco tiempo, porque transformar la reivindicación social en un objeto estético es quizás lo contrario de lo que pretendíamos...

El núcleo más persistente de lo que he denominado “el grupo de facto”: Nieves Correa, Jaime Vallaure, Rafa Lamata, Hilario Álvarez Nelo Vilar y Joan Casellas participamos recientemente en una presentación “internacional” en Québec, algo que a la vez hemos deseado y cuestionado tanto. De hecho Xavier Moreno, inicialmente en el proyecto, declinó a última hora participar por razones de concepto. Aunque en estos momento ya no existe ni el Loby ni la Figuera, la Fiambrera de Jordi Claramonte está en sus momentos más boyantes preparando diversos proyectos con el auspicio y financiación del MACBA de Barcelona...

Las contradicciones de esta situación quizás provengan más del sistemático rechazo al arte en general, de la identidad del artista y sus actuales instituciones vistas como “objetos” que de su posible redefinición práctica.

Aunque la cuestión queda abierta, para cerrar este capítulo creo que puede ser interesante reproducir el texto del Manifiesto Minimedia presentado el año 1999 por Aire en ARCO.


MANIFIESTO MINIMEDIA

En el último año de un siglo cargado de complejos y miedos donde, incluso por un momento, murió la historia y sus artistas atemorizados por el ridículo se indefinen e hiperindividualizan como estrategia de mercado, manifestamos:
1-Minimedia condena los recursos espectacularistas impuestos por el mercado.
2-Minimedia condena la valoración del arte y de la vida en razón de sus recursos materiales y uso superficial de la tecnología.
3-Minimedia condena la promoción consumista del arte tanto en su producción como en su distribución.
4-Minimedia proclama la necesidad del compromiso tanto explícito como implícito.
5-Minimedia proclama la urgencia de adaptarse a los recursos disponibles tendiendo al gasto-impacto cero y potenciando estrategias de reutilización y recolección.
6-Minimedia proclama el arte como un instrumento más dentro del proceso conocimiento-lucha en la vida
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Son promotores del manifiesto Mez Mail, Xavier Moreno y Joan Casellas y a él se han adherido Nieves Correa, Nelo Vilar, Hilario Álvarez, Valentín Torrens, Noel Tatú, Yolanda Pérez, Pepe Murciego, Nel Amaro, Abel Loureda, César Reglero y Gilbert Descosí.


APÉNDICE DOCUMENTAL

Particularmente en la acción el tema documental adquiere especial importancia en todos sus aspectos. En gran medida la acción se difunde a través de las diversas formas posibles de documento ya que su condición temporal y efímera así lo impone. Históricamente esta situación ha creado ciertas mitologías y malos entendidos. La práctica de la acción se ha auretizado en el sentido benjaminiano de que su naturaleza le vincula al aquí y ahora. Desde esta perspectiva cualquier documento le es ajeno y antitético a pesar de que en realidad casi no puede vivir sin él. Los accionistas vieneses usaron de forma abundante y metodológica los documentos escritos y fotográficos para desarrollar y difundir su trabajo, pero a pesar de que incluso Herman Niche admite que a través de las fotografías puede ver (¿experimentar?) aspectos de su obra que resultan imposibles de percibir en el momento de la acción, a la fotografía sólo le confiere un papel muy secundario dentro de la valoración artística y en ningún caso como obra. Es paradójico y sorprendente comprobar cómo de todos los elementos que concurren en una acción, mientras los esquemas, escritos, dibujos objetos y restos llegan a independizarse como obras autónomas, las grabaciones videográficas, sonoras fílmicas o fotográficas quedan relegadas siempre a un papel oscuro y dependiente.
Aunque Marcel Duchamp y sus estudiosos nos han evidenciado la movediza frontera entre las categorías de documento, copia y original la inflexible compartimentación ha durado hasta nuestra década; pero ¿qué son la “Boîte en valise”, o las fotografías de Rose Sélavy, documentos, copias o originales sólo en el caso de Duchamp?

Walter Benjamín, en su famoso ensayo La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica, establece las ideas de aura para los “originales” y de multiplicidad simultánea para las copias, que supone documentales, dentro de un esquema irreversible sin darse cuenta que las cosas pueden asumir simultáneamente diversas funciones al igual que un espejo refleja a la vez infinitas imágenes diferentes sin mezclarlas, sólo en función del punto de vista... de la percepción.

Los progresos técnicos y la evolución histórica nos permiten apreciar cambios sustanciales en las cosas; por ejemplo seguramente cualquiera de nosotros verá ya una intensa áurea en una copia fotográfica de los años 20 (sobretodo si es de Man Ray por decir algo...) que W. Benjamin no podía apreciar. Incluso una fotocopia original de principios de los setenta adquiere una cierta corporeidad que no podemos suponerle por ahora a una impresión láser capturada de Internet. De alguna manera las cosas cotidianas desaparecen de nuestra percepción, como las antenas de televisión o el ruido de las ciudades, que deviene imperceptible a pesar de su aparatosidad.

El arte conceptual de los setenta al cual la acción está íntimamente ligada negaba la materia a grosso modo. En los noventa nuestra posición no ha sido antimatérica exactamente sino inframatérica, esto es, considerando la materia en un sentido ampliado (y científico) que alcanzaría no sólo a los papeles más lisos sino a la misma electricidad de las ideas, para desde esa conciencia hacer un uso no capitalista de la misma: mientras que J. Beuys, después de usar una silla, requerirá una vitrina perpetua para ella, nosotros, una vez usada la devolveremos al bar... Eso no quiere decir que no trafiquemos con cosas pero en la medida de lo mínimo necesario (y cada cual sabe lo que necesita...). Esta postura se aplica también al comercio de las cosas hechas que nosotros preferiríamos cifrar en tiempo e ideas más que en kilos y metros.

Creo que el malentendido sobre la inconveniencia o limitación del documento parte de la base pretenciosa de que si no es capaz de sustituir completamente a la obra no tiene crédito. Sabemos perfectamente que un resto de acción o algún fragmento registrado mecánicamente bajo cualquier medio no sustituye la experiencia de la acción, pero también podríamos decir lo mismo a la inversa... Cuantas obras de acción nos han parecido mejor (más sugerentes) a través de sus documentos que en “realidad”. En realidad incluso la experiencia de diferentes personas más o menos enteradas del tema pueden percibir muy distintamente una obra en el mismo momento.

El descrédito del documento, por ejemplo fotográfico, que algunos artistas de la acción han desestimado contundentemente puede deberse a la mala coordinación entre el fotógrafo y el fotografiado; es decir, que el fotógrafo, lejos de procurar entender lo que sucede allí, haga su propia obra. También puede suceder que no sepa realmente qué está sucediendo o que las condiciones técnicas sean pésimas. En este sentido algunos artistas como Borja Zabala han optado por reconstruir o adaptar sus acciones a la fotografía de estudio. Esta modalidad de fotoacción, muy propia de la poesía fonética, ha encontrado en Bartolomé Ferrando uno de sus mejores difusores. Nelo Vilar lo ha tomado de Bartolomé aplicándolo con ventaja. Desde Aire hemos trabajado muy metódicamente la documentación en directo y la fotoacción de estudio. El Fotomatón y Wanted han sido algunos de los trabajos más significativos. Desde el Club 7 se trabajó el video, con la dura experiencia de comprobar que más imagen, aunque sea en movimiento, o precisamente por eso, no es más información (confiamos en futuros montajes). Jaime Vallaure, que precisamente ha sido uno de los pocos artistas de los noventa anti-documento y que ha llegado a teorizar al respecto, es simultáneamente uno de los mas acertados trabajadores de la página de catálogo de acción...

En general, en los noventa, se han producido pocos restos, pero no tanto por un irreductible posicionamiento a la contra como por razones prácticas, incluso ecológicas; de hecho entre nosotros nos solemos regalar todo tipo de cosas relacionadas con nuestro trabajo. En este sentido la exposición organizada por el archivo Aire “Documento-Acción “ es todo un ejemplo de lo expuesto. En ella se expusieron más de trescientas cosas de 32 artistas diferentes.

La naturaleza de documento original y copia es “ese otro asunto” en relación al arte también de acción. El ejemplo con el que comenzaba este texto, la experiencia del proyecto “Teoría y Práctica de la Acción” puede servir para cerrarlo ya que en sí mismo constituyó un excelente ejercicio de documento de acción. Creo que en los noventa más que generar nuevos inventos semióticos y de transgredir fronteras o límites improbables, hemos tratado de construir nuestra propia identidad artística por motivos existenciales y en el convencimiento progresivamente lúcido de que el arte es “ese otro asunto” del cual todo lo demás es la vida.

* Joan Casellas es artista de acción.

 

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