Texto: FA+ & Ivan Ivanissevich |
Muy tarde, esa misma noche del asalto, los restos de La donna di panne fueron cuidadosamente transportados de regreso a Giudecca, luego a Milán y finalmente a Estocolmo.
Estos restos, depositados ahora en camas de terciopelo rojo oscuro y cajas de cristal, estaban (están) cargados de significados ocultos. Todo aquél que los haya visto, aunque desconociera su origen, quedó conmovido. Ante la pregunta por su origen, las respuestas eran similares: Los restos de una momia maya o inca traÌdos de Sudamérica, reliquias sagradas robadas de Italia, partes de un ser humano antiquísimo, robadas de algún museo. Y en todos los casos exigían su retorno al museo, a la propiedad pública, a la humanidad. Y esa era, precisamente, la intención. Sólo faltaba algo: reconstruir la acción para cerrar el círculo.
En una galerÌa de Estocolmo (ciudad que por sus islas y canales es conocida como La Venecia del Norte) se organizó una muestra para exhibir las Reliquias al público.
Las tres cajas con las reliquias estaban al fondo de la cripta de papel flotante y el piso de la misma estaba completamente cubierto con grandes panes secos que los artistas habÌan horneado. En la Venecia del Norte, humanos comiendo pájaros de pan y pisoteando pan para observar los restos del pan humano comido por los p·jaros y pisoteado en Venecia.
El círculo se cerraba ahí. |
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