a Jorge Errandonea
Esta selección de artículos
configura un gesto. Un gesto único.
Como todos.
Como cualquiera.
Y que en las proporciones que guardan entre sí los
respectivos enfoques, sus distancias, armonías o disonancias,
no pretende una verdad revelada en lo que a un orden compositivo
respecta, ni mucho menos en cuanto a la forma de abordar un tema.
Se torna definitivamente en ensayo, que es al parecer
el destino de todo intento de objetivación de aquella visión que se presenta
del otro lado de nuestra ventana.
Pero es en virtud de ello que la aventura está presente.
Porque hemos tratado justamente de que la propuesta
no se constituya en un viaje por aguas conocidas, sino
que nos hemos aproximado a los aparentes límites del plano mundo que
habitamos, esperanzados de que finalmente su redondez sea constatada.
Tal vez por que de algún modo reconocemos que ahí es donde puede avistarse
la
diferencia. Puesto que si bien por un lado, como dice Deleuze,..." no es la
verdad la que
inspira a la filosofía, sino categorías como lo Interesante, lo Notable o lo
Importante que
deciden su éxito o fracaso....", por otro lado entendemos que todavía es la
verdad
que inspira al Artista y allí es donde la encuentra.
En ese margen-horizonte donde hoy buscamos.
Allí donde el sentido de las cosas nos sorprende dejándose apresar un
instante.
Donde la vida nos premia haciéndonos asistir a la creación y participar en
ella.
Donde sobreviene el sentido, que es caos y orden a un tiempo,
y que mora sólo en la voz del enunciante olvidado.
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