4.
‘VENIMOS A VER AL ENFERMITO’
Una
de las maneras más importantes para conocer lo que significa
Chapultepec para los mexicanos es a través de su relación
directa con este lugar; ya sea por cuestiones de trabajo, o bien,
por un agradecimiento peculiar con un sitio que ha desarrollado
en ellos al convertirse de una fuente de empleo o esparcimiento
a parte de la vida.
Por
ello es que se incluyen opiniones al respecto de algunos de los
funcionarios entrevistados en los capítulos anteriores, así
como comerciantes, becarios y visitantes.
4.1 LOS AMANTES
l “CHAPULTEPEC ES MI VIDA”: FELÍCITAS GUEVARA.
De paso lento y mirada perdida, la señora mueve con firmeza
un picahielo para fragmentar un gran trozo que será utilizado
para enfriar las bebidas que vende a un costado de la rampa de acceso
al Castillo.
Ayudada
por su nieta, quien vocea los productos: “¿Qué
le damos?, pásele. Tres naranjadas por 10 pesos, ¡Pásele!”,
la señora contesta con espanto que no sabe mucho sobre Chapultepec,
aun cuando ha pasado 28 años de su vida trabajando dentro
de sus instalaciones.
“Chapultepec
es mi vida, ¿qué quiere que le diga?”, contesta
mientras trata de mantener firme la voz que se le quiebra por dos
repentinas lágrimas. “De aquí ha salido para
sacar adelante a la familia y con esto han crecido mis hijos. Por
eso le pido al gobierno que nos deje trabajar, que no nos pongan
trabas para podernos poner y seguir aquí. Porque hubo muchos
problemas para algunos compañeros y eso no se vale.”
l
“HAY HISTORIA DEBAJO DE CADA PIEDRA”: AMPARO GÓMEZ
Una amante de la historia. Parece no percatarse del brillo que emanan
sus ojos cuando habla del tema que contiene el centro mismo donde
trabaja, el Museo Nacional de Historia. Mujer menuda, con lacio
cabello negro que cae hasta sus hombros. Sencilla de trato y accesible
a todas las dudas surgidas. Parece entusiasmarse por el interés
que despierta su trabajo.
“Todos
los que trabajamos aquí tenemos un privilegio muy especial
en la ciudad de México: lleno de historia. Testigo de acontecimientos
pasados y contemporáneos. Cuando entras te remites a las
diferentes épocas y quisieras hacer hablar a las piedras
por que hay muchas cosas que no tienen respuesta.”
Quizá
de allí emana el cariño particular de esta Profesora
Investigadora del MNH, historiadora de profesión y “enamorada
de todos los espacios del Bosque. Si los empiezas a conocer, los
empiezas a querer.” Poblana de origen, la historiadora cuenta
que antes de iniciar su labor de 15 años en investigación
dentro del museo, visitó en algunas ocasiones este sitio,
pero nunca imaginó laborar aquí.
“Las
primeras veces, con mis padres vine a ver y no me llevé nada,
pero en las siguientes tuve mayor interés y después
vine por mi propio pie y a buscar bibliografía para conocer
más.”
En
cuanto a la importancia que tiene este centro para los mexicanos,
la entrevistada hace una larga reflexión en la que incluye
el sentido que ha tenido este lugar para con el mexicano:
“Chapultepec
es, hasta el último rincón del país, un lugar
que atrae al mexicano a hacer una visita obligatoria, así
como el Zócalo y la Basílica de Guadalupe. Siempre
hay un motivo y lo atribuyo a que es un lugar mágico, la
gente viene en busca de sus raíces. Este es un lugar que
resguarda la memoria histórica del mexicano. Tenemos ejemplos
de todo. Cada objeto es testimonio de un momento histórico.”
l
“LOGRAMOS EL OBJETIVO, DISFRUTAMOS DEL TRABAJO HECHO”:
JOSÉ MANUEL ÁVILA
Un hombre de mirada rápida, listo para responder a cualquier
pregunta o bien, resolver eventualidades que se suceden y saturan
el teléfono de su oficina o el celular. Los rayos del sol
iluminan ampliamente su rostro blanco y su cabello castaño.
Sin embargo, a pesar de la importante entrada de luz, el lugar es
frío, lleno de papeles, mapas, carpetas con información
sobre los reportes del avance del proyecto.
El
piso de madera, oscurecida por la constante aplicación de
barniz sobre el polvo acumulado, gime a cada paso. Pero todo parece
natural, esa sensación de agitación que emana de uno
de los hombres más atareados de Chapultepec hasta en la forma
en que toma un cigarrillo con la colilla deforme por la constante
presión y succión ejercida.
Vestido
con una playera amarilla con el escudo de Revive Chapultepec justo
sobre el corazón, el entrevistado narra los puntos finales
de las acciones arriba descritas y supervisadas directamente por
él. Sin embargo su semblante se transforma al escuchar una
pregunta referente a su sentir personal sobre lo que significa ese
centro para un hombre que es más que el subdirector Ejecutivo:
“Cuando
llego a trabajar me encuentro con gratos recuerdos. No sólo
de las funciones que he realizado aquí, sino también
de las muchas veces que vine de chavo: las pintas para remar en
el lago o subir al Castillo o hasta darle una vuelta al Zoológico.
Ahora traigo a mis hijos y me siento plenamente satisfecho de que
se diviertan en un lugar donde participo directamente en su conservación.”
Además,
esta satisfacción personal se manifiesta en la manera en
la que se expresa de sus colaboradores, cercanos y no tanto: “De
mi equipo de trabajo puedo decir que simplemente logramos el objetivo
y que disfrutamos del trabajo hecho. Y de las opiniones sobre el
Bosque, mi hijo menor me dijo que le gustaba mucho lo hecho: “hay
más luz, más espacios, las nuevas lanchas y me gusta
mucho cómo se ve”.
“La
chamba la hacemos con gusto, es algo muy satisfactorio. Lleno de
problemas pero con muchas satisfacciones. Queremos seguir con las
obras y poner en ellas todo de nuestra parte,” finaliza.
4.2 LOS VISITANTES
l “TODOS TENEMOS DERECHO A VENIR”: GRACIELA MEJÍA
Y ALBERTO RANGEL.
Miran tranquilamente como transcurre la tarde en un lugar apacible,
justo en la entrada de la Calzada de los Poetas. Parecen huir del
bullicio porque saben cuáles son los lugares adecuados del
Bosque para pasear en domingo, caminar un poco y recordar las imágenes
que el pasado les proporciona.
“Venimos
cada 15 días, cada mes. Vamos mucho a la zona de la Quinta
Colorada y de ahí caminamos hasta el Zoológico. Encontramos
todo más limpio, aunque la entrada principal está
llena de gente y de comerciantes.”
Entonces
sus opiniones se interrumpen constantemente, en busca de aflorar
sus memorias y comentarios cortando la inspiración al otro.
La señora Graciela recuerda con orgullo los paseos con sus
hijos; mientras que el señor Alberto expresa su molestia
por la falta de cuidado que tiene la gente con este parque:
“Nosotros
traíamos a nuestros hijos cuando eran chicos. Seguido veníamos,
aunque crecieron, se casaron y se fueron y dejaron de venir. Me
acuerdo del Centro de Convivencia Infantil, que era un lugar muy
bonito y ahora está cerrado. Pero sigue esa tradición
y ya que nos quedamos solitos seguimos viniendo. Veníamos
para que la familia tuviera algo diferente, crearle recuerdos. Por
eso ahora que cerraron nos dio coraje.”
“Empezando
se ve muy limpio, pero parece que la gente no entiende que tiene
que cuidar, tirar la basura en los botes. Otra cosa, la zona de
la entrada está llena de comerciantes, además de la
gente. Hay unas colotas para entrar o ir a las lanchas nuevas. Pero
todos tenemos derecho a venir.”
Sin
embargo, a pesar de la disputa marital, ambos se ponen de acuerdo
en aquellas cosas que les ha brindado el lugar para acrecentar su
acervo de recuerdos o bien, aconsejar sobre el porqué venir
aquí de visita:
“Esto es tradicional para nosotros. Antes traíamos
a nuestros hijos aquí. Ahora ellos traen a sus hijos y no
hay un lugar donde les digan: ‘No se puede pasar’ ni
nada de eso. Todo es costumbre para el mexicano. Aquí se
siente lo fresco, aquí podemos salir a descansar del smog
y no es igual a ir al jardín de la colonia.”
Entonces
toma la palabra la señora para resaltar el valor de Chapultepec:
“Vale la pena venir: vemos a familias muy sencillas pero que
disfrutan mucho venir aquí. Hasta nos acordamos de cuando
veníamos nosotros. Mi marido se ponía a jugar futbol
con sus hijos y era muy bonito.”
También
la señora Graciela nos describe las últimas imágenes
de aquello que tanto le ha maravillado del Bosque: “Alguna
vez nos tocó un concierto con la orquesta Sinfónica
de la Ciudad de México en el Foro de las Tazas. Tocó
música popular y es algo que no habíamos escuchado,
sobretodo porque es muy difícil que vayamos a una sala de
conciertos.”
Finalmente,
Don Alberto inicia su descripción del pasado y recrea sus
imágenes: “Antes en la Segunda Sección se podía
andar en bicicleta, en la Calzada de las Fuentes iban a aprender
a patinar. Nos encanta recordar porque cuando los hijos vienen,
todos vamos a la visita. Ya la otra vez fuimos a dar un paseo en
el trenecito de la Segunda Sección.”
l
“VENIMOS POR LA CURIOSIDAD DE VER CÓMO QUEDÓ”:
ARACELI GUTIÉRREZ
Es
notoria su sencilla condición. No puede ocultar la pena de
hablar con un desconocido sobre algo que cree ignorar sin siquiera
escuchar.
Por
eso oculta la mirada entre su pecho y ríe tímidamente
al escuchar la primera pregunta. Entonces voltea hacia su compañera
y al obtener una mirada de complicidad acompañada de otra
risita; por fin se decide contestar:
“Hace mucho que no venía; pero ahora ya vimos que separaron
el área de comida, ya cambiaron las lanchas y ahora son de
pedales.”
“Ya
nada más pediría”, continúa, “que
se mantuviera limpio pues a pesar de que hay botes, la gente tira
la basura donde sea y también que pongan más porque
de repente no hay muchos. En el lado de acá atrás
hay uno lleno y tiene toda la basura tirada en el suelo.”
Entonces
recapacita lentamente sobre el por qué decidió pasear
por Chapultepec el mediodía de un domingo cualquiera y pensó
en el común ‘me gusta todo, pero ¿cómo
qué?’
“Lo
que más me atrae son los espacios vacíos, donde no
hay tanta gente, como que te cansa. Venimos por la curiosidad de
ver cómo quedó después de la remodelación,
pero nos quedamos en la plática y sí vamos viendo
los cambios. Pero seguro que sí regresamos.”
Y entonces,
al alejarnos podemos escuchar su última risita, encubierta
por la palma de su mano.
l
“NOS SORPRENDIÓ VER AHORA COMO ESTÁ”:
JAIME PEREA.
Sentados a un costado de la Fuente de Nezahualcóyotl, con
su gorra azul y sus shorts de nylon, el señor Perea y su
familia se ponen de acuerdo sobre todo lo que han hallado en su
visita; la primera después de mucho tiempo.
“Nos
sorprendió ver cómo está, precisamente el Zoológico
está muy cambiado, muy dinámico. Las áreas
verdes están muy bien. Yo creo que el hecho de quitar árboles
viejos y enfermos estuvo muy bien y obligará a que se siembren
nuevos, que al crecer harán que se vea más bonito
el Bosque.”
“Está
muy limpio,” comenta la señora sentada frente a la
carriola, “yo creo que la medida de prohibir entrar con comida
al Zoológico es buena. La gente está acostumbrada
a tirar todo en el piso. Pero es una manera de crear conciencia
en la gente aunque los nuevos depósitos de basura son muy
pequeños.”
Finalmente
la familia Perea lanza un mensaje al gobierno capitalino: “La
medida en beneficio de la ciudad, fue muy buena, aún cuando
anunciaron la salida de comerciantes ambulantes y está lleno
de ellos en la entrada principal.”
4.3
LOS DEPENDIENTES
l “EL LUGAR NO ESTÁ COMO ANTES, SOBRETODO POR LA LIMPIEZA
AMBIENTAL”: GABRIEL OTERO.
Con un extraño acento, quizá yucateco, el cabello
extremadamente delgado y claro como su piel. Este hombre de palabra
fácil, orgulloso de ser humanista, tiene como adorno de su
oficina habilitada en un rincón escondido de la Primera Sección,
juegos de picos y palas para trabajos en los alrededores. Siempre
ofrece algo: un refresco, una revista, un tríptico, un libro,
algo que pudiera servir para obtener más información.
“Nunca
te vas de aquí con las manos vacías. Nada más
te lo encargo porque no tenemos otro documento como ése.
Regrésamelo la semana próxima por favor”. Esa
fue su canción de despedida durante varios meses, en los
que además prometía ser el contacto con otros expertos
en el Bosque, como Guadalupe Espinoza y José Manuel Ávila.
Sin
embargo su ayuda y comentarios sirvieron para encontrar nuevas pistas
sobre las cuales investigar. “El Bosque no está como
antes, sobretodo por la limpieza ambiental. La Plaza de Acceso Principal,
tenía una reja perimetral a varios metros del Altar a la
Patria y éste estuvo rodeado de áreas verdes. Ahora
se recorre la reja alrededor del monumento y se abren accesos. La
entrada era rodeando el Altar y continuar por la calle Bolívar
para llegar a La Milla. Ahora hay pasillos accesos que conducen
a la Plaza de Acceso Principal ésa es una diferencia fundamental.”
Otra
de las mejoras tangibles que tiene el Proyecto para el director
de Proyectos Culturales del Bosque es la redistribución de
los comerciantes sobre la calzada de La Milla:
“Eso
va a limpiar y será una medida que coadyuve a dispersar a
la gente. Ahora, quienes vienen al Zoológico van a seguir
viniendo pero van a entrar sin el cuello de botella que antes existía.
Se tienen focalizados a los vendedores y se limpiará un área
de 500 ó 600 metros completamente contaminados de basura
y gente.”
l
“QUEREMOS QUE VEAN CHAPULTEPEC COMO SITIO ARQUEOLÓGICO”:
GUADALUPE ESPINOZA
Una mujer áspera, impaciente, ansiosa, puntual en sus comentarios
y, sin embargo, dispuesta a cooperar en una investigación
que, desde su punto de vista no tiene que ver con su trabajo. Se
empeña en aclarar que las excavaciones arqueológicas
iniciaron años antes que el proyecto de Revive Chapultepec.
“Para
el futuro vamos a seguir excavando en la zona habitacional teotihuacana
que está en el cerro. Es un proyecto donde el Museo tiene
énfasis; se volverá a abrir dentro de uno o dos meses,
pero que no pertenece al proyecto de remodelación.”
Quizá
lo único en que cede es en aceptar que sin el cierre, sus
trabajos no habrían tenido la relevancia que actualmente
adquirieron puesto que la cara del Bosque puede cambiar radicalmente
después de todos los vestigios hallados en los últimos
seis años.
“Yo
pienso que lo más importante es el boom publicitario que
han hecho con los hallazgos. Ahora hay que concientizar a la población
que Chapultepec es una zona arqueológica muy importante y
que no es solamente el Zoológico, el Castillo y los Lagos.”
Además,
con sus comentarios nos recuerdan que no necesariamente todos los
vestigios prehispánicos se encuentran ocultos bajo la tierra
o en una bodega: “Un vestigio de la presencia imperial son
todos los ahuehuetes del Bosque que fueron traídos por Nezahualcóyotl
y que también son objetos arqueológicos resguardados
por Monumentos Arqueológicos del INAH”.
Finalmente,
esta mujer de cabello oscuro que devora rápidamente el humo
de un cigarrillo en una sala rodeada de cristales y premuras del
Museo Nacional de Historia, nos explica qué conclusiones
tiene actualmente de las excavaciones realizadas:
“Faltan
todos los resultados de laboratorio, de fechamiento. Pero para mí
la aportación más importante de estos hallazgos es
dar a conocer a la sociedad civil la importancia que tiene Chapultepec
como sitio arqueológico, para que sea visto no sólo
como un centro recreativo, sino como un sitio antiguo muy importante,
de bastante relevancia dentro de la Cuenca del Valle de México.”
l
30 AÑOS EN CHAPULTEPEC CON FOTOS Y HELADOS: MANUEL GÓMEZ
Y ANDRÉS LÓPEZ.
Dos
personas de caracteres opuestos. Situados incluso en ritmos de trabajo
diferentes dentro de la Primera Sección.
Uno
se mueve, habla sin mirar a los ojos, porque si se detiene en una
entrevista puede perder a los cinco chavos que quieren una foto
del recuerdo a un costado del accedo al Museo de Arte Moderno. “Sígale,
sígale”, dice mientras camina de un lado a otro de
su caballito de madera para sacar la película de revelado
automático con la cual ganarse sus treinta pesitos.
Mientras
que el otro parece buscar un lugar donde no venderá nada.
Sentado en una de las banquetas de la parte trasera de La Milla,
cerca del Monumento a Martí. Mira pasar el tiempo, incólume
como los árboles que le rodean. “No le oigo”,
dice mientras aguza los ojos para poder entender mejor las preguntas.
“Llevo
30 años de trabajar aquí. Llegué por casualidad
porque mi líder de fotógrafos me mandó. Yo
trabajaba en la Basílica. Pero éste es mi lugar, viendo
a todos los niños y familias. Además quedó
muy bien. Me gusta mucho todo lo que hicieron y qué bueno
que ya abrieron porque de veras no alcanzaba”
Dentro
de su experiencia en las fotografías panorámicas de
Chapultepec, el señor Andrés López cuenta haber
vivido una remodelación previa al proyecto del 2004 a mediados
de los años ochenta:
“Pero
no se compara, ahora sí dejaron bonito. Está muy bien
esto que hicieron, que el gobierno siga adelante. Porque este lugar
es para gente como yo, que ha pasado mucho tiempo aquí, se
convierte en un lugar muy especial, que hace sentir infinidad de
cosas.”
Por
su parte el señor Manuel Gómez también comenta
haber llegado por casualidad a trabajar en el Bosque hace 30 años;
sin embargo su opinión es diferente:
“De
los cambios que he visto, no hay mejoría. Creo que está
peor porque ya quitaron los juegos, quitaron bicicletas, caballitos.
La gente que viene busca donde jugar con sus hijos y ya no hay donde.”
Del
Bosque, este señor de cara endurecida por el tiempo y de
pocas palabras tiene también pensamientos contradictorios,
parecidos a no querer reconocer que en el fondo siente profundo
amor por el sitio, quizá por el egoísmo de compartirlo
con un desconocido:
“Me
ha gustado porque viene la gente a jugar, a pasear. Creo que la
remodelación ha ayudado porque limpiaron el bosque, pero
falta que le metan mano a las áreas verdes. De todos modos
no siento nada por Chapultepec, vine aquí a trabajar porque
no estudié y tengo fracturado un pie, ¿en qué
otra cosa podía trabajar? Por eso terminé aquí.”
l
“NOS GUSTA VENIR A UN BOSQUE COMO ÉSTE” : MARÍA
DE LA LUZ GARCÍA Y FERNANDO GONZÁLEZ
Dos jóvenes andan como locos por las áreas verdes
en recuperación aledañas a la rampa de acceso al Castillo.
Visten casacas verdes y gorras del mismo color que les distinguen
como voluntarios del Fideicomiso.
Dan
vueltas, reconvienen a los necios que arman su partido de futbol,
amarran hamacas o disfrutan de sus días de campo sobre tierra
compactada y estéril que algún día del futuro
es posible que tenga pasto.
“Nosotros
orientamos a la gente ambientalmente. Venimos aquí porque
nos agrada la idea de venir a un bosque como éste. Es un
lugar muy atractivo para el servicio social; nos gusta nuestra labor
porque ayudamos al cuidado de la naturaleza.”
En
cuanto a la imagen que Chapultepec les provoca, Fernando opina:
“La remodelación está bien, pero la gente no
comprende el esfuerzo que se está haciendo para preservar
el bosque: tira basura, invade la áreas en rehabilitación,
cuelga hamacas en los árboles y además a nosotros
no nos hace caso.”
SIGUE |
|
|