2.2 LA CABEZA: EL CASTILLO
Este edificio es quizá el más importante de todo este
centro debido a que, desde el poblamiento de la zona en la época
prehispánica la cima del cerro del Chapulín ha sido
utilizada como adoratorio religioso y posteriormente como albergue
de personajes importantes en la historia moderna del país
hasta convertirse en una fuente de historia resguardada en sus museos.
Un
ejemplo es la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo en 1848,
convenio mediante el cual se cedieron los territorios al norte del
Río Bravo a los invasores norteamericanos.
Después
de estos acontecimientos, tres monumentos conmemoran los hechos:
El más antiguo en 1881, se encuentra en la ladera este del
cerro y fue diseñado por el ingeniero Ramón Rodríguez
Arangoity, alumno y defensor del Colegio durante la invasión.
El
monumento arriba descrito fue inaugurado en 1924, fue realizado
por Ignacio Asúnsolo. Finalmente el hemiciclo en mármol
rosado que guarda el Altar a los Defensores de la Patria, inaugurado
en 1952, diseñado por el escultor Ernesto Tamariz.
Como se mencionó en el apartado anterior, Lázaro Cárdenas
fue quien dispuso regresar el Bosque a sus legítimos dueños:
los habitantes de la ciudad de México. Por ello destinó
convertir la residencia presidencial en sede del nuevo Museo Nacional
de Historia en 1939.
El
museo fue fundado en 1944 y cuenta con dos áreas básicas
de exhibición: el antiguo Colegio Militar, inmediato al acceso
principal y el Alcázar, en la parte más lejana.
La
primera narra una versión de la historia patria y tiene murales
realizados entre 1948 y 1970. Destacan: La fusión de dos
culturas y La Constitución de 1917 de Jorge González
Camarena. El Retablo de la Independencia, El feudalismo porfirista
y Sufragio efectivo, no reelección de Juan O’Gorman.
La Reforma y la caída del Imperio de José Clemente
Orozco y Del Porfiriato a la Revolución de David Alfaro Sequeiros.
Mientras
que el Alcázar conserva básicamente las características
de Residencia Oficial, por lo que exhibe habitaciones diversas del
imperio de Maximiliano y de la presidencia de Porfirio Díaz,
además de la Sala de la Batalla de Chapultepec, la cual contiene
retratos de los Niños Héroes y algunos objetos sobrevivientes
a la Batalla del ’47, como la Bandera del Batallón
Activo de San Blas.
Es
por todas estas razones que el Castillo se ha convertido en el recinto
más importante de todo el Bosque y uno de los más
representativos en la Historia del país.
Durante 1998, se realizaron en el Castillo varias obras de remodelación
que contemplaron la apertura del Alcázar a la exhibición
del Museo. Por ello, a pesar de que se llevan a cabo acciones menores
de mantenimiento durante el cierre parcial, este recinto permaneció
en actividades normales.
2.3 LA SANGRE VERDE: EL LAGO
Alguna
vez hubo un espejo en la parte baja del Cerro del Chapulín,
en donde era posible reflejar con transparencia muchos de los bellos
órganos que componen este cuerpo: Una formación redonda
sobre la cual brillaban mármoles y telas suntuosas; así
como los metales dorados de las barandillas y el reflejo del sol
sobre sus ventanas.
Era
posible ver también los centenarios rasgos de los ahuehuetes
que conforman un paseo alto y frondoso donde cantan las aves. Era
verdaderamente romántico viajar a través de sus aguas
en lanchas de remos para platicar confidencias de enamorados sin
temor a ser sorprendidos.
Alguna
vez, esta agua ahora verdosa con importantes cantidades de limo
que le dan su coloración actual, fue un espejo. Sirvió
como escondite para los niños que, al faltar a sus escuelas
iban allí a matar el tiempo en lo que se llegaba la hora
de la salida para volver a sus casas.
Sin
embargo esa imagen llegó a ser una caricatura de lo que alguna
vez fue el Lago. Antes del cierre sólo mostraba la enfermedad
de sus aguas, de sus habitantes animales y de su semblante. Aquí
los peces y patos convivían de manera cotidiana con restos
de todo tipo de basura flotando en un líquido enlamado que
sirve más bien como foco de infección.
A pesar
de todo también tiene una historia rica con más de
cien años de experiencias. Este es un extracto proveniente
de internet:
“A
principios del siglo XX, Porfirio Díaz encargó a José
Yves Limantour, proyectar dentro del Bosque de Chapultepec un parque
digno del México moderno que se estaba construyendo en ese
tiempo.
Limantour
basó su proyecto inspirado en parques europeos, sobretodo
franceses, como: Bois de Boulogne, Bois de Vincennes y el Parc des
Buttes-Chamon. Al pie del cerro del Chapulín se construyeron
tres lagos: el Mayor con dos isletas, el Menor con una y uno pequeño
que rodea a la ‘Fuente del Quijote’.
El
parque proyectado mantuvo como punto focal el Castillo como se ve
en el trazado de las avenidas; cada una de estas con su historia.
La más importante es la avenida Heroico Colegio Militar,
la cual conforma un circuito que recorre todo el parque y es la
vía directriz del proyecto.
Tiene
una longitud de 3 mil 600 metros. Entre otras vías importantes
encontramos las calzadas de los Filósofos, la de los Poetas
y la del Rey.”
Con
este trazado fue posible unir todos los sitios de interés
para los visitantes a través de un circuito que rodea al
cerro. Por la avenida Heroico Colegio Militar es posible acceder
al Bosque desde el Altar a la Patria, avanzar hacia el Centro de
Convivencia Infantil, acceder al Castillo por la Casa de los Espejos,
pasar entre los dos Lago y llegar al Zoológico, mientras
que al otro lado se encuentra otro acceso al Castillo, y es posible
visitar el Audiorama, los Baños de Moctezuma y llegar a la
parte trasera del Zoológico.
Otra
avenida de hermoso trazado es la calzada de los Poetas, que es un
paseo estrecho el cual tiene bustos de los principales líricos
del romanticismo y del modernismo mexicano del siglo XIX. Allí
se encuentran retratos y fragmentos poéticos de Amado Nervo,
Manuel Gutiérrez Nájera, Manuel Acuña, Manuel
M. Flores, Ramón López Velarde, entre otros.
Las
plazuelas en las que se encuentran los monumentos a ambos lados
de la avenida están coronados por las copas de infinidad
de árboles que cubren con su sombra las brillantes frentes
de bronce de los artistas.
Se
encuentra a un costado del lago Menor y comunica de extremo a extremo
con el circuito arriba descrito. Sin embargo, al ser descuidada
su jardinería las áreas verdes colindantes le han
llenado de maleza e incluso ocultan su acceso a ambos lados. Por
encontrarse en una zona poco transitada también es posible
ver que la mayoría de los visitantes son aves, pues dejan
rastros de sus excrementos sobre los rostros de los infortunados
poetas.
La
última avenida de interés es la Calzada del Rey sobre
la cual se encuentran los ahuehuetes sembrados durante la época
prehispánica y que vigilan el Bosque desde hace más
de quinientos años.
Regresando
a la vida del Lago, en la Biblioteca Electrónica de la Secretaría
del Medio Ambiente del DF explica que la construcción de
los lagos fue mediante “una excavación como parte de
los trabajos de remodelación del Bosque durante el porfiriato.
Una de sus actividades tradicionales es el servicio de renta de
lanchas, el cual funciona desde la primera década del siglo
pasado y subsiste hasta nuestros días.
Al
encontrarse esta actividad en el lago Mayor, éste es el más
concurrido. La renta de lanchas tenía antes del cierre un
costo de 30 pesos y su cupo máximo era de seis personas.
Además, alrededor del Lago se encuentra una construcción
porfiriana donde se realizan diferentes actividades culturales como:
talleres de cine, danza, artes plásticas, literatura, música
y otras más.
Otro
de sus atractivos es la presentación durante los meses de
febrero, marzo y abril del ballet El Lago de los Cisnes de Piotr
Ilich Tchakovski por parte de la Compañía Nacional
de Danza desde hace 28 años, en la isleta del Lago Menor.
La
edición anterior la temporada dio inicio el 4 de marzo del
2004. Jorge Cano, maestro de la Compañía Nacional
de Danza explica que el origen de la idea fue de “Salvador
Araujo. El asunto era tratar el montaje de una reducción
de los cuatro actos de El lago de los cisnes para hacer un espectáculo
al aire libre.”
Mientras
que, Nellie Happee explicó en una entrevista dada a El Universal
con motivo de la inauguración de la temporada 2004 que: “Es
un espectáculo de música, danza e iluminación
que se combina con el entorno mágico del Bosque de Chapultepec”.
Por
otra parte una ex bailarina del espectáculo, Sylvie Reynaud
explicó en la misma fuente que: “tiene una magia especial
desde la llegada a la función entre árboles majestuosos,
camerinos a medio lago, los preparativos y la función con
la luna como reflector”.
A pesar
de todos estos rasgos que llenan de riqueza al Lago, actualmente
todas sus tradiciones quedan opacadas por un enorme deterioro y
contaminación. Antes de su cierre, su imagen era poco atractiva
a la vista debido a un extraño color esmeralda en sus aguas.
Es
por ello que el proyecto de remodelación incluyó,
según José Manuel Ávila, obras dedicadas a
sustituir las tuberías de conducción del agua de los
lagos a las plantas de tratamiento de la Segunda Sección;
además se construyeron fuentes para oxigenar el agua y evitar
su estancamiento y se hicieron obras de limpieza y de concientización
a la sociedad para evitar posterior contaminación.
2.3
LA MEMORIA: SUS MUSEOS
Chapultepec representa un centro cultural sumamente importante para
el país esto se debe principalmente a que en su interior
se encuentra un rico acervo museístico que incluye diferentes
temáticas e importantes colecciones históricas y culturales.
A la
mitad del camino de ascenso al Museo Nacional de Historia, se encuentra
una vereda hacia la ladera del cerro que conduce a la Galería
de Historia o como mejor se le conoce: el Museo del Caracol. Esto
porque estructuralmente es una construcción en espiral con
paredes de cristal y acero.
Su
edificación se debe a la iniciativa del profesor Jaime Torres
Bodet, quien en 1960 fungía como secretario de Educación
Pública. Su objetivo fue crear un espacio alterno que ofreciera
auxilio didáctico al Museo Nacional de Historia.
Por
ello explican los encargados del Museo que éste es un espacio
pensado en niños y jóvenes, ya que en él se
resume la historia del México independiente desde finales
del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, en un recorrido rápido
y sin acervo material importante.
La
Galería de Historia trabaja a través de maquetas,
dioramas, retratos, mapas y documentos, la historia de México
de acuerdo a la historia oficial del país.
“Su
construcción”, según la página de internet
del Museo, “fue una idea desarrollada por el arquitecto Pedro
Ramírez Vásquez”, mismo que diseñó
el estadio Azteca y la Basílica de Guadalupe.
Mientras
que los interiores fueron ordenados por el escenógrafo Julio
Prieto, el museógrafo Iker Larrauni y el maquetista Mario
Cirett. En cuanto al tratamiento de la información el responsable
fue el historiador Arturo Arnaiz y Freg, quien realizó el
guión histórico.
Su
construcción es peculiar y obedece también a fines
didácticos: “Desde el ingreso al Museo del Caracol
caminas en círculos, como si estuvieras dentro de un caracol
marino. Entonces recorres dos pisos donde se encuentran las doce
salas de exhibición por una rampa descendente y llegas al
corazón. Allí se encuentra una réplica de la
Constitución de 1917 y la bandera nacional dentro de un domo”,
según explica uno de los empleados del centro.
“Sin
embargo”, continúa, “no te das cuenta de que
estás dando vueltas en espiral. El recorrido es ligero en
los contenidos porque representa las escenas más significativas
de la historia de México a través de dioramas, que
son escenas resumidas en una especie de maqueta hecha con figuras
de barro. Son más de 600 además de la escenografía
de madera y plástico, la iluminación y el sonido.”
Entonces,
al llegar al siglo XX, termina el recorrido y la salida está
en la entrada otra vez. Cabe añadir que este centro no contempla
ninguna obra pues por su ubicación y contenido no tiene problemas
de contaminación o falta de mantenimiento.
La
casa de Tláloc es el Museo Nacional de Antropología.
El edificio también fue diseñado por arquitecto el
Ramírez Vásquez, quien fue asistido sus colegas Rafael
Mijares y Jorge Campuzano.
Casualmente,
resulta impresionante la idea de que muchas de las piezas que se
exhiben en este sitio hallan sido encontradas aquí mismo,
en las albercas de Chapultepec.
La
información que contiene el museo sobre su edificación
explica que “cuenta con 44 mil metros cuadrados de construcción
de los cuales 35 mil 700 son de áreas descubiertas. Mientras
que sus instalaciones comprenden 24 salas de exhibición permanente,
una sala de exhibiciones temporales y tres auditorios.”
Este
recinto está dedicado principalmente a las culturas prehispánicas
que habitaron la zona central del actual territorio nacional y en
el primer piso se muestra la cultura de aquellas civilizaciones
que sobrevivieron a la conquista y conforman las etnias indígenas
del país.
Después
de que el Castillo de Chapultepec fue destinado como Museo Nacional
de Historia en 1939 varias de las colecciones que actualmente se
encuentran en Antropología fueron llevadas a lo alto del
cerro. Sin embargo el espacio resultó insuficiente y por
ello se decidió crear un recinto exclusivo para compendiar
lo más importante de la cultura indígena nacional.
A
un costado del acceso principal se encuentra un monolito del dios
de la lluvia de los mexicas, Tláloc. Esta escultura está
tallada en una sola pieza y fue descubierta en Coantinchán,
Hidalgo, desde donde se trasladó. Se dice que durante el
recorrido de la deidad hasta su nuevo hogar cayó una tormenta
que quizá guardó tributo a la antigua deidad.
Después
de cruzar el acceso principal, se abre un enorme patio central de
forma rectangular en cuyo perímetro se encuentran las entradas
a las diferentes salas y en el centro tiene un pilar con varios
motivos indígenas labrados que sostiene una especie de tejado.
El
atractivo de esta zona es que tiene habilitadas salidas de agua
en la parte superior del pilar y cae a manera de fuente. Entonces
la piedra toma un color verdoso, similar al jade, que es una piedra
preciosa presente en la mayoría de las ofrendas indígenas
a sus dioses.
Las
primeras salas se encuentran dedicadas al poblamiento de América,
después de las últimas glaciaciones del periodo Cuaternario,
y a las civilizaciones más antiguas que surgieron en Mesoamérica.
Además, en sus muros se encuentran fragmentos que muestran
el pensamiento indígena; ya sea en poesía o en descripciones
acerca de su cosmovisión, sus deidades o loando a la naturaleza.
De hecho se encuentran versos del Rey poeta, Nezahualcóyotl,
uno de los inquilinos ilustres del Bosque.
En
la página de internet del Museo se explica que su construcción
inició en febrero de 1963 y tuvo una duración 19 meses.
En la ceremonia de inauguración estuvo presente el entonces
presidente Adolfo López Mateos, quien cortó el listón
el 17 de septiembre de 1964 y pronunció un discurso inaugural
del que se desprende el siguiente fragmento:
“El
pueblo mexicano levanta este monumento en honor de las admirables
culturas que florecieron durante la era precolombina en regiones
que son, ahora, territorio de la República. Frente a los
testimonios de aquellas culturas el México de hoy rinde homenaje
al México indígena en cuyo ejemplo reconoce características
de su originalidad nacional”.
Como
las joyas más importantes de su acervo se encuentra el original
de la Piedra del Sol o Calendario Azteca, el cual fue descubierto
durante la época colonial y sirvió para conocer el
compendio de nombres de los días, meses y años de
los mexicas.
Además se encuentra una réplica de la tumba del rey
maya Pacal, un personaje que fue muy importante durante el esplendor
de su civilización. El original se encuentra en la zona arqueológica
de Palenque, Chiapas.
También
se exhibe una réplica del penacho del emperador Moctezuma
Xocoyotzin; hecho a base de plumas de quetzal, oro y jade. El original
se encuentra en un museo de Austria.
Sus
instalaciones cuentan con varios departamentos destinados a la investigación
arqueológica, etnográfica y museográfica; así
como bibliotecas, bodegas, auditorios y salas para exposiciones
temporales y una sala de orientación que cuenta con espectáculos
multimedia.
Este
museo es el más visitado de todo el Bosque con un promedio
de 1.6 millones de personas al año. Sin embargo sus instalaciones
se encuentran en perfectas condiciones; por lo que el proyecto de
remodelación tan sólo contempló la creación
de un corredor cultural que comunicara este recinto con el cercano
Museo Rufino Tamayo, sobre el Paseo de la Reforma.
A un
costado de este sitio, se encuentra un recitnto dedicado a Rufino
Tamayo, 1899-1991, fue un destacado pintor oaxaqueño que
durante su carrera artística sobresalió por la creación
de un estilo particular que no tuvo que ver con otros artistas mexicanos
como: Diego Rivera, David Alfaro Sequeiros, José Clemente
Orozco o Juan O’Gorman, quienes se dedicaron a la pintura
mural.
Tamayo realizó la mayoría de su obra sobre los rasgos
culturales de México utilizando colores no matizados y figuras
distribuidas de manera geométrica en los lienzos.
En
reconocimiento a la trascendencia que alcanzó su obra artística
y a las donaciones que realizó al pueblo de México,
el gobierno federal determinó crear un espacio que llevara
su nombre.
Más
moderno que el Museo de Arte Moderno, este recinto fue edificado
en el sitio ocupado por el restaurante y los vestidores del antiguo
Club de Golf Azteca.
Su nombre oficial es Museo de Arte Contemporáneo Internacional
Rufino Tamayo y está integrado al circuito de museos del
Bosque. Su acervo permite conocer una de las colecciones de artes
visuales más importantes del siglo XX de México.
Según
la información electrónica sobre este recinto, el
Museo Rufino Tamayo “propone un acercamiento a las expresiones
de la cultura contemporánea a través de exposiciones
temporales que muestran las tendencias y propuestas estéticas
más sobresalientes de nuestro tiempo.”
La
construcción es considerada ejemplo arquitectónico
por su originalidad, planeación museística, solución
plástica, concepción espacial y porque fue proyectado
como museo y centro cultural interdisciplinario. El proyecto estuvo
a cargo de los arquitectos Teodoro González de León
y Abraham Zabludovsky y obtuvo en 1981 el Premio Nacional de Arquitectura.
“Inaugurado
en ese mismo año el proyecto tuvo el patrocinio de Grupo
Alfa y la Fundación Cultural Televisa A.C. Desde entonces
alberga más de 300 obras donadas por el oaxaqueño
con el fin de promover y difundir el conocimiento y el aprendizaje
acerca de las tendencias artísticas el siglo XX.”
Uno
de los encargados del museo explica que “desde 1986 forma
parte, por decreto oficial, de los museos de la Secretaría
de Educación Pública a través del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes y del Instituto Nacional de Bellas Artes.”
Entre
los artistas internacionales que forman parte de este acervo destacan
Pablo Picasso, Mark Rothko, Joan Miró, Roberto Mata, Jean
Dubuffet, Fernando Botero, Francis Bacon, Isamu Noguchi, Lynn Chadwick,
Claudiobravo, Pierre Soulages, Eduardo Chillida y William de Kooning,
entre otros.
Existe
también una sección integrada por creadores nacionales
entre los que sobresalen Francisco Toledo, Lilia Carrillo, Sebastián,
Alberto Castro Leñero, José Luis Cuevas y una amplia
muestra de Tamayo.
Con
el objetivo de preservar y difundir la obra del pintor que le da
su nombre y otros artistas contemporáneos, se realiza la
Bienal de Pintura Rufino Tamayo, que ha llegado a diez ediciones.
Otra
de las actividades que realiza este recinto es la elaboración
del catálogo de la obra de Tamayo y la promoción internacional
de su obra; por lo que se realizó una exposición en
el Museo de Arte Moderno de Colombia, en Bogotá, con obras
pertenecientes al acervo permanente. Su nombre fue Rufino Tamayo:
pintura, dibujo y gráfica y se presentó entre junio
y julio del 2000.
También
contemplan la creación de un ‘programa de enseñanza-aprendizaje’
dirigido al público en general con talleres familiares de
fin de semana, cursos y talleres para adultos, conferencias y mesas
redondas complementarias a las exposiciones y la integración
de un grupo de amigos del museo conocido como Círculo Contemporáneo
del Museo Rufino Tamayo.
Su
acervo consta de 315 obras de 174 autores, entre pintura, escultura,
dibujo, obra gráfica y fotografías. Por último
cuenta con un centro de Documentación especializado en artes
plásticas y en la vida y obra del pintor. Éste centro
otorga asesoría y apoyo a estudiantes, investigadores y público
en general.
Como
se mencionó en el apartado del Museo de Antropología,
la única obra que tiene contemplado el plan de Remodelación
es la creación de un corredor que comunique ambos edificios,
con el fin de facilitar el recorrido cultural y se aumente el número
de visitantes a éste último sobretodo; además
de rehabilitar las áreas verdes de la zona.
Frente
al Museo Tamayo y dentro del perímetro del Bosque está
el Museo de Arte Moderno, MAM, el cual abrió sus puertas
en 1964. Su objetivo es resguardar obras plásticas producidas
por artistas mexicanos contemporáneos.
Consta
de dos edificios circulares con estructuras de acero y muros de
vidrios rodeados por un jardín destinado a exposiciones esculturales.
Según explica el libro Chapultepec, “sus salas sustituyeron
algunas de las que existían en el Palacio de Bellas Artes;
en ellas se exponen colecciones nacionales de pintura y escultura
moderna y contemporánea.”
De
su construcción explican los responsables de difusión
cultural del edificio, “se encuentra en una superficie total
de 36 mil 528 metros cuadrados; de los cuales 2 mil 615 corresponden
al edificio principal en una de sus plantas y 706 metros a la sala
anexa. Además posee una superficie de 15 mil 757 metros de
jardines con calzadas en las que se exponen diversas esculturas.
Se
divide en cuatro salas y un segundo cuerpo de menores dimensiones.
Este sitio no presenta problemas de estacionamiento ya que cuenta
con 4 mil metros cuadrados destinados a este fin.
El
acervo del MAM cuenta con obras pertenecientes a las diferentes
vanguardias plásticas de todo el siglo XX, así como
otras más que datan del año de su fundación,
1964, cuando por convocatoria del INBA se realizó la 2ª.
Bienal Nacional de Escultura. Su objetivo fue impulsar esta actividad
artística en obras de grandes dimensiones y concebidas para
espacios amplios y abiertos.
De
este evento quedaron varias piezas que se exhiben ahora en los jardines
y andadores del museo: Anastasio Téllez Sánchez, Gelsen
Glas, Frank Kyle y Lorraine Pinto, quienes concursaron en la tercera
edición del evento en 1969.
Como
actividades complementarias, el MAM tiene ciclos de conferencias
y mesas redondas, las cuales se presentan especialmente en el caso
de las muestras de arte internacional. La dirección del museo
organiza estos eventos invitando a reconocidas personalidades del
ambiente intelectual y artístico del país.
En
cuanto a la difusión coordinada con otros organismos, aquí
se editan catálogos bilingües inglés-español
por cada exposición. Con textos y ensayos cuyos autores son
investigadores del museo, especialistas, invitados y literatos.
Por último, cuenta con un centro de documentación
que ofrece al público en general el acervo de catálogos
y libros de arte sobre exposiciones y temas que atañen directamente
al museo.
Uno de los problemas que presenta es que el acceso principal se
encuentra se encuentra inmediatamente después del acceso
principal al Bosque, por el Altar a la Patria. Esta parte se encontraba
rodeada por comerciantes ambulantes cuyos puestos impedían
observar sus jardines interiores. Sin embargo no se tiene contemplada
ninguna obra para mejorar sus condiciones de visita.
Con
este recorrido, es posible apreciar el valor histórico y
cultural que reside al interior del Bosque y que le hace único
en el país; con un valor similar a los mejores parques del
mundo pues presenta siempre algo para todo tipo de públicos
y gustos.
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